El cuarto de al lado

El libro está organizado en cuatro partes que se corresponden con las cuatro estaciones del año. Esta distribución, válida pero arbitraria porque la mayor parte de los textos podrían aparecer en cualquiera de las estaciones, es consecuencia de la selección y ordenamiento de los apuntes escritos en varios años hace casi dos décadas, y descansa en la oportuna situación de algunos fragmentos referidos a fenómenos específicos de cada una de las estaciones. Los temas son recurrentes en las cuatro partes del libro, que, como se indica en el prólogo, no es un diario, pues no se trata de la exhibición del yo, sino de cosas, escenas, sensaciones, ideas o sueños que estimulan el interés del autor, quien rara vez (sólo en visitas a lugares cercanos y en los fragmentos referidos al pueblo de Villabrágima) se aleja de su Valladolid natal. Con frecuencia cualquiera de estos ingredientes tomados de la vida real o imaginada o soñada constituyen un trampolín para terminar reflexionando sobre la esencia y el misterio del arte, sobre todo de la creación poética y la narrativa.
Entre la variedad de cuestiones abordadas en El cuarto de al lado hay una media docena de temas que constituyen el eje vertebrador del libro en sus múltiples focos de interés. El más interesante agrupa las numerosas consideraciones sobre la literatura, tanto en sus manifestaciones por medio de la lectura y de la escritura como en sus meditaciones acerca del relato, la poesía y el lenguaje poético. Son éstos los fragmentos más brillantes por las sugerentes propuestas y reflexiones a las que su autor nos tiene acostumbrados, aunque no llegue aquí al encanto y seducción que suele alcanzar en sus artículos periodísticos sobre este tema, uno de los más característicos de su faceta como articulista. En estrecha relación con este campo destacan los textos relacionados con la vida cultural en cualquiera de sus manifestaciones en libros leídos, películas, exposiciones, homenajes, conferencias y noticias sobre la vida o la obra de tantos escritores admirados. El bloque temático más abundante se centra en la vida diaria, en pequeños detalles, situaciones y encuentros con amigos o conocidos. En este campo alcanza especial relevancia la vida familiar del autor, en especial su íntima relación con sus hijos, aún pequeños, y con su esposa, sus amorosos cuidados en noches de sueños, en sus primeros cuentos (contados o leídos) y en todo tipo de situaciones familiares entrevistas con amor y ternura.

Hay en este libro tan diverso más campos de interés relacionados con la Historia, con los mitos e incluso con la consulta de psicólogo que por entonces atendía Martín Garzo. Su diversidad es también formal. Muchos textos pueden leerse como relatos que cuentan o resumen una historia, a veces en forma de microrrelatos, como “Último rescate” (pág. 143). Otros tantos son apuntes con observaciones tomadas de la vida real trascendida en favor de profundas e ingeniosas reflexiones de orden intelectual o artístico. Y hay fragmentos muy breves que condensan especulaciones intelectuales en forma de aforismos o revelaciones a modo de greguerías: “Los disgustos, esa cacharrería del alma” (pág. 33), “El camello es un híbrido entre el animal y la carga” (pág. 256).