«Me llamo Myriam y tengo trece años. Crecí en Jabal al Saydé, el barrio de Alepo en el que nací y que hoy ya no existe».
Entre noviembre de 2011 y diciembre de 2016, Myriam, como todas las niñas del mundo, escribe un diario íntimo, con la salvedad de que su historia se desarrolla en medio de una guerra. Cada día ve cómo aumenta la preocupación de sus padres, cómo se vacían las calles y cómo van cerrando los negocios. Y después, a medida que transcurren los meses, presencia los tiros, las bombas y la llegada de los «hombres de negro», que obligan a su familia a huir. Un relato universal y conmovedor, testimonio excepcional de una infancia rota.
En diciembre de 2016, Myriam Rawick conoce en Alepo al periodista Philippe Lobjois (coautor de "Ne pas subir", Fayard, 2014), a quien confía sus recuerdos y su diario íntimo
Comentarios
El libro recoge el diario de
El libro recoge el diario de Myriam, una niña cristiana de origen armenio, que narra la guerra de Siria en primera persona. Su diario da testimonio de la violencia que ha presenciado y sufrido sin llegar a comprenderla. Hija de una familia cristiana de clase media, vive en Alepo: un paraíso de colores, olores y sabores en sus primeros años de vida, “Alepo era un edén, nuestro edén”.
El diario se inicia el 12 de junio de 2011, con anécdotas de la vida cotidiana sobre el colegio, los amigos, las clases de religión, las fiestas, las reuniones familiares. Todo ello está narrado de forma sencilla, desde una perspectiva infantil, ingenua, divertida, sin miedos ni responsabilidades. Pero, a partir de octubre de ese año, empiezan las revueltas y su vida se llena de incertidumbres y de incomprensión: los secuestros, la extorsión, los primeros tiroteos indiscriminados. Hasta que en julio de 2012, se declara la guerra abiertamente y se propaga por todo el país la escasez, el racionamiento, las oleadas de refugiados, los barrios enteros desplazados sin rumbo, la destrucción y la muerte de familiares y amigos.
Una obra breve pero con una visión desoladora y certera de los horrores de la guerra a través de la mirada de una niña, que en esos pocos años crece deprisa, demasiado deprisa: “Pero, sobre todo, sé lo que es la muerte y la pérdida de los seres queridos, y sé lo que es tener miedo a morir”.