Después de la segunda guerra mundial y firmado por los gobiernos italiano y albanés un acuerdo, un general italiano marcha a Albania con la misión de desenterrar y rescatar a todos los soldados muertos de su ejército.
La ridícula embajada del general se va empequeñeciendo cada vez más segun va conociendo al pueblo albanés y estos al general.
En ambos, el general y el pueblo albanés, el autor refleja la diferencia de este pueblo albanés con otros, debido a las guerras intestinas o con otros países que han tenido a lo largo de muchos siglos, entre otras cosas por su situación gógráfica, entre el oriente turco y el occidente.
Al igual que la "besa" o palabra dada, sagrada para el pueblo albanés, en esta obra aflora el rencor, el odio, el deseo de venganza por sus sufrimientos, más que centenarios, milenarios.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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1997 | Anaya y Muchnick |
297 |
Título original: Gjenerali y ushtrisë së vdekur. Nueva versión y una actualizada traducción de la que apareció en 1976 en Ed. Vosa. |
Comentarios
( de Ángel García Prieto ) La novela es una inquietante historia, llena de contenido dramático, de crítica sarcástica, con elementos simbólicos y reflexivos sobre la naturaleza y consecuencias bélicas - “es difícil separar en las guerras lo heroico de lo grotesco” - . Se sirve también el autor de la misteriosa y atávica riqueza de las tradiciones balcánicas, para conseguir una fuerza expresiva y poética de mucho contenido y poder de fascinación.
Dura obra que, sin agredir al lector y como la casi totalidad de los escritos de Kadaré, aquí tambien está presente y como protagonistas principales Albania y sus habitantes.
La curiosa embajada produce en los albaneses con los que se tropieza el general unas reacciones insospechadas de tal forma que el pueblo albanés crece mientras el general empequeñece.
A veces se presentan situaciones que de puro chuscas llegan a ser ridículas, estando presente siempre la dureza de la situación social, anímica y personal del pueblo albanés sin,por ello, faltar la ironía.
A mi me fué gustando más según avanzaba en la lectura.