Corre el mes de marzo de 1913 y la convulsa ciudad de Moscú se prepara para la llegada de la primavera. En el ambiente se percibe una transformación dramática, pero en el número 22 de la calle Lipka, hogar del impresor inglés Frank Reid, ese cambio será aún más evidente y decisivo. Una noche, tras regresar a su casa, Frank descubre que su esposa se ha marchado de la ciudad llevándose a sus tres hijos. Pronto aparecerá en la vida del impresor una mujer sencilla, una especie de dríade por la que Frank acabará por sentirse hechizado. Y así, acompañado de su contable, Selwyn Crane, devoto seguidor de Tolstói, y de Volodia, un misterioso estudiante que irrumpe en la imprenta con extrañas intenciones, Frank tendrá que dilucidar qué motivos mueven a los demás a comportarse de forma a veces extraña, a veces irracional.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2011 | Impedimenta |
268 |
978-84-15130-12-3 |
Título original: The Beginning of Spring. Traducción de Pilar Adón. |
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Novela atípica, escrita en
Novela atípica, escrita en 1988 por la autora inglesa Penelope Fitzgerald. No es una novela de acción, ni de intriga, ni costumbrista. Sus páginas nos conducen con una narrativa casi telegráfica al interior del protagonista, Frank Reid, impresor de origen inglés afincado en Moscú. Corre el año 1913. El clima prebélico y prerrevolucionario se aprecia en las páginas de la novela, sin que se mencione explícitamente. Un buen día, la mujer de Frank y madre de sus tres hijos Nellie abandona primero el domicilio y luego a los niños, que tienen que emprender solos el viaje de regreso desde Berlín. Pese al asombro y a las dificultades que esto supone, Frank afronta la situación con entereza y contrata a una joven rusa para que se ocupe de los niños.
A partir de ahí, Frank empieza a comprender lo difícil que es conocer de verdad a las personas que nos rodean, sus últimas intenciones y sus íntimos deseos.
No es una novela que guste a cualquiera, sobre todo al público actual acostumbrado a un ritmo frenético y al juego al ratón y el gato del autor con el lector. La considero muy recomendable.
Novela ambientada en la Rusia de principios del siglo XX, con ecos aún tolstoianos, con ese amor por el zar tan propio del escritor ruso.
Frank es el dueño de una imprenta que de la noche a la mañana sufre dos pérdidas, la de su mujer Nellie, en apariencia amantísima compañera, y la de su vida, tal y como la conocía hasta entonces. Acude a la estación a recoger a sus hijos, abandonados a la carrera por la mujer y su rutina cambia para siempre. Con un tono de humor fino, educado y cortés, la autora nos introduce en una época de revueltas estudiantiles en Moscú. Estamos en otoño. Frank sigue adelante como puede con su negocio, una industria que también poco a poco va evolucionando y olvidando la impresión manual.Movidos por la fresca presencia de Lisa, la enigmática y nueva institutriz de la familia, y el fervor literario de Selwyn, la autora consigue que nos situemos en el punto de visión de Frank y que al final, todos nosotros, en una suerte de espléndido homenaje al Nobel Kawabata, disfrutemos del olor de los abedules en primavera. Trama lineal, sencilla pero muy atractiva, de ritmo pausado pero nó pesado y con una limpieza digna de elogio.