Laponia, 1717. Maija, su marido Paavo y sus dos hijas, Frederika y Dorotea, han emigrado desde Finlandia a la Laponia sueca, en la zona del monte Blackåsen. Paavo sufre de angustias y miedos incontrolables, y tuvo que abandonar su trabajo como pescador. Ahora la familia vive en una granja.
Una mañana, Frederika y Dorotea llevan a pastar a las cabras a la parte superior del bosque. Allí encuentran el cadáver de un hombre. Maija decidirá avisar de este suceso a los escasos y lejanos vecinos del pueblo que se encuentra a un día de diistancia a pie, un lugar tenebroso y solitario que solo parece volver a la vida cuando las campanas de la iglesia convocan a la gente a través de la nieve. Es allí donde incluso los enemigos más antiguos de esa comunidad se reúnen y abandonan su aislamiento para verse de nuevo.
Maija irá conociendo a cada uno de los lugareños en su discreta investigación y se dará cuenta de que, así como la nieve oculta la tierra, sus habitantes esconden los más temibles secretos. Todos dicen que la muerte de ese hombre, quien resulta ser un miembro de la comunidad llamado Eriksson, solo puede deberse al ataque de un lobo. Pero ¿qué animal salvaje corta un cuerpo de esa manera, contan limpias y estudiadas heridas?
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La época, mitad del siglo
La época, mitad del siglo XVII. Lugar, Laponia: norte de Suecia, Finlandia y Noruega. Situación política, la desestabilización del reinado en Suecia. Con esas coordenadas, la autora de origen Lapón y afincada en Canadá, nos cuenta, en su primera novela, una larga historia realmente sorprendente. Como si se tratase de un Thriller del 1700. Ha conjugado con acierto la trama –una familia que se traslada de un pueblo costero a la dura y misteriosa montaña y allí encuentran un hombre muerto que sospechan que ha sido asesinado y hay que descubrir quién ha sido- con las costumbres de la época, la variedad de caracteres de los personajes, y algo difícil, el tejido formado por la religión luterana que imperaba en el lugar con las tradiciones animistas y de espíritus que habían formado la cultura anterior. Aunque sea larga se consigue leer con interés sin perder ritmo. Es un poco oscura –algo propio de la época y la cultura- y una visión luterana de las cosas.