Novela biográfica inspirada en la figura de Moisés ben Maimón, un judío cordobés que llegó a ser médico del sultán Saladino y que falleció hace ahora ochocientos años. El autor ha querido celebrar la memoria de este español universal encuadrándolo en datos reales o, cuando no existen, en hipótesis verosímiles, ajenas a especulaciones fantasiosas. Esta evocadora historia se lee con gusto y, por la seriedad de su planteamiento, encierra también notable eficacia como vehículo de divulgación cultural.
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A mediados del siglo XII, el Mediterráneo constituía un mundo en tensión permante: en Oriente Saladino se preparaba para asaltar Jerusalén y en Occidente los invasores almohades imponían su dominio en Al – Andalus. Justamente en estas tierras, en la ciudad de Córdoba, nació en el seno de una familia judía Moisés ben Maimón, médico y filósofo, conocido también como Maimónedes. Fueron tiempos difíciles que obligaron a su padre, un respetado rabino, a emprender con su familia la ruta del exilio tras verse forzado a apostatar de su fe.
Mientras seguimos a Moisés a través de los zocos y las escuelas de medicina, de las sinagogas y de los palacios, de los puertos y las ciudades de Al – Andalus, Marruecos, Tierra Santa y Egipto, se nos revela un cosmos de belleza, lucha y contrastes, donde sus habitantes (el talmudista, el médico árabe, los pacientes de Moisés, el propio Saladino y Susana), víctimas de los tiempos convulsos que les han tocado vivir anhelan conocer la sabiduría, encontrar el amor y descubrir el sentido último de la existencia.
La publicación de El médico de Sefarad coincide con la conmemoración del octavo centenario de la muerte de Maimónides, personaje principal de esta apasionante novela histórica, y de la proclamación del año Maimónides por el Parlamento israelí.
Esta novela, protagonizada por Moisés, médico judío, refleja la vida de una familia que se ve obligada a apostatar de su fe ante la invasión de los almohades. Por ello han de huir de su ciudad de origen: Sefarad, abandonando amigos, hogar, posibles compromisos futuros. La huida supone un cambio radical en sus vidas: han de buscar refugio en otras localidades, ganarse la vida, mantener sus creencias judías y buscar su propia libertad.
Tal y como está estructurada la novela, el lector va cambiando de historias y de entornos: la vida familiar y de amistad de Moisés, el ejercicio profesional de éste y algunas reflexiones realizadas por el autor entre un capítulo y otro. Estas reflexiones son pensamientos acerca de las cuestiones fundamentales de la vida: la verdad, la familia, el sentido de la vida, la búsqueda de la libertad, etc.
A lo largo del libro se describen muy bien las costumbres y tradiciones del pueblo judío, aunque en uno de los relatos aparece un personaje que explica a la familia de Moisés quién es la figura de Jesucristo. Es entonces cuando las creencias que parecían sólidas y firmes se tambalean. Esto suscita en el lector la necesaria reflexión respecto a dos religiones: el judaísmo y el cristianismo.
Las costumbres y tradiciones judías vividas por esta familia son muy estrictas y se deja ver en algún momento que lo importante no es tanto la reflexión sobre las propias creencias sino el vivir las normas que indica la Torah. No hay que cuestionarse acerca de ellas sino asumir dichas normas y cumplirlas.
La novela está bien escrita, la historia es entretenida y hace una aportación positiva al lector.
Los personajes del libro destacan por sus numerosas virtudes y por la decisión firme de querer encontrar la verdad y vivir en ella.
Al final del libro hay un glosario donde quedan definidas las palabras judías que aparecen a lo largo de la novela.
Aunque en la novela el relato fundamental corresponde al transcurso de la vida de Moisés, el autor afirma que, tras estudiar las fuentes históricas, este personaje fue un médico judío del siglo XII que tuvo por nombre Moisés ben Maimón o Maimónides. Éste se vió obligado a apostatar en la época en que los almohades pasaron a controlar su ciudad natal. Sin embargo, Maimónides no era un apóstata y, junto con su padre y su hermano Daniel, acabó huyendo de una Sefarad islámica e intolerante en dirección a Fez. Los historiadores no han logrado dilucidar las razones para elegir esta población que también se hallaba sometida bajo el control de los almohades.