Un nuevo caso del comisario Georges Dupin: hace unas horas estaba celebrando el solsticio de verano; ahora se encuentra en la lonja de pescado de Douarnenez, cerca del muelle viejo, frente a un cadáver. Se trata de Céline Kerkrom, una mujer que salía a pescar sola y una defensora del medio ambiente con no pocos enemigos. Vivía en Île-de-Sein, escenario de mitos y leyendas, donde poco después aparece un segundo cuerpo. El comisario tendrá que recurrir de nuevo a ese sexto sentido que nunca le falla, a mucho café y a sus escasas dotes como navegante para resolver este nuevo caso.
Como cada verano, los lectores tienen una cita en las costas de Bretaña con el comisario Dupin, puntual, meticuloso y algo malhumorado, pero un gran investigador que debe enfrentarse a las costumbres y al carácter bretón que no le ponen las cosas fáciles.
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Nueva entrega de la serie
Nueva entrega de la serie protagonizada por el comisario Dupin. En este caso, la acción se desarrolla en torno a la bahía de Douarnenez y la Île-de-Sein, junto a la que se halla el “Parc Iroise”, de gran valor ecológico y una de las zonas más apreciadas dentro de la Bretaña francesa. En este lugar, aparecen en pocas horas varios cadáveres que, en principio, no parecen tener relación entre sí: un abanico de posibilidades se va abriendo con la presentación de diferentes sospechosos con pasados oscuros y que pueden tener diferentes motivos para llegar a cometer un asesinato.
Aunque la trama principal gira en torno a la investigación de los homicidios, el relato se amplía y se realza con la narración de algunas tradiciones celtas y leyendas maravillosas sobre el pasado de la bahía y los tesoros que en ella se esconden: la bahía de Douarnenez, la más bonita de Francia, puede guardar en el fondo submarino la mítica ciudad de Ys, de riqueza y belleza fabulosas, con tejados de oro puro que se hundió en el mar en tiempos remotos. En estas historias así como en la descripción de los espacios, la novela alcanza una notable calidad literaria en la que el autor muestra su maestría en el dominio del lenguaje: así, Île-de-Sein, un pedazo de tierra (con solo 216 habitantes), minúsculo y rocoso en medio del Atlántico, azotado por los vientos y las mareas, se convierte en un lugar mágico, donde se conservan menhires y dólmenes de antiguos ritos, solamente allí pudieron convivir druidas, magos y hadas.
De igual forma, la personalidad del comisario Dupin ha crecido y se ha consolidado en esta quinta entrega, donde se muestra más humano: como siempre, le gusta echar vistazos, deambular sin rumbo de modo que le permita descubrir detalles que, a primera vista, parecían carentes de interés. Así ha resuelto ya varios casos, gracias a menudencias aparentemente sin importancia. Todos estos rasgos, sobresalientes en el discurso, se unen a la importancia de los temas tratados como el contrabando, la pesca y las redes ilegales, el descarte de pescado arrojado al mar indiscriminadamente, los vertidos y la contaminación química, así como la protección de las especies, la necesidad de buscar el equilibrio ecológico y la importancia de la existencia del servicio de salvamento marítimo. Con un final abierto y misterioso, se considera una obra muy recomendable.