Estamos acostumbrados a oír hablar del Holocausto judío. Pero no se acaban ahí los genocidios del siglo XX. Ni siquiera empiezan con la Alemania nazi aunque allí alcanzara su máxima expresión la locura y se llevara a cabo el exterminio con mayo cálculo y quizás maldad.
Bruneteau nos recuerda, además de la Shoah, sumariamente pero con datos suficientes para hacerse una idea cabal, el genocidio de los armenios (1915), que a duras penas consigue ser reconocido internacionalmente y es continuamente negado en Turquía; las numerosas matanzas en la Unión Soviética, especialmente la hambruna provocada en Ucrania (1932-1933), los crímenes de los jemeres rojos en Camboya (1975-1979), y los casos de Bosnia (1991-1995) y Ruanda (1994). Como se puede comprobar una tras otra se suceden las grandes matanzas en el siglo XX. Se trata de masacres que no conocen parangón en la antigüedad.