"Manada de elefantes con intereses culturales busca maestra con espíritu dinámico y aventurero. Vivienda en la selva africana. Dieta vegetariana. Salario: cien toneladas de bananas". Al leer el anuncio, una maestra solicita el trabajo. Allí, en la selva, descubre que no todos los elefantes son iguales.... ¡depende del corazón que tengan!.
Comentarios
Libro de muy fácil lectura con letra grande y pocas palabras en cada línea.
Está escrito en primera persona (la maestra). Intercala muchos diálogos que suelen ser pensamientos propios dirigidos en forma de carta a un amigo, Xabier, sobre su vida como maestra de animales.
La autora hace una contraposición de los animales por su tamaño.
Además todos son diferentes. Cada uno tiene un corazón semejante a otro animal lo que define su personalidad:los corazón de mono que está siempre saltando. Los “corazón de rata” que no le gustan los cuentos porque no les sirven para nada...
La figura de la elefanta corazón de pájaro trata de dar una idea de que el tamaño (el pajarillo) no tiene por qué empobrecer las ideas de alguien, al contrario, con su vuelo es capaz de detectar y prevenir problemas que los elefantes no llegan a conocer por su pesadez y falta de movilidad.
Hay que destacar el papel de la elefanta que con la ayuda de su amigo el pájaro, previene una gran catástrofe.
Quizá podamos ver un mensaje implícito en el argumento. Los desiguales pueden ser amigos y prestarse ayuda mutua y no se pueden despreciar las opiniones y los comentarios de los que a veces consideramos inferiores. Lo importante de un ser no es que hable y se mueva mucho sino que sea eficaz y sincero en sus apreciaciones.
Las motivaciones para que la maestra se metiera en tal trabajo eran simple espíritu aventurero: quería ampliar su experiencia y viajar un poco por el mundo... Se ve que la monotonía de su anterior trabajo no le gustaba... En el fondo deseaba también un lucimiento personal, ya que pensaba que los elefantes aprenderían más ágilmente que sus anteriores alumnos. No le fue nada fácil y a duras penas logra poner orden entre ellos. Lo que sí aprendió es que no todos eran iguales. Cada uno tenía un corazón diferente. Y a todos hay que tenerlos en cuenta, porque quizás el menos “aparente” o el más tímido es el que dice la verdad y salva a todos.
El relato está escrito en forma de carta; hay más descripción que diálogo. El vocabulario es ágil y más o menos adecuado para la comprensión del texto (aunque algunos nombres pueden ser desconocidos por los pequeños lectores, como el de Rudyar Kipling que cita). El tamaño de la letra es grande. Las abundantes ilustraciones ocupan, cada escena, doble página cada dos páginas. Son a todo color, muy expresivas, pintadas con rotring y acuarelas. Gustará a partir de 6 años.