La política francesa de Felipe II ha representado hasta ahora un vacío en la historiografía española. Se la reducía al apoyo proporcionado por el monarca español a la Guisa y a la Liga Católica, para evitar que Enrique de Borbón se ciñera la Corona de Francia, y al fracasado intento de colocar en el trono francés a la infanta Isabel Clara Eugenia. Sin embargo, estos episodios pertenecen al final de una trayectoria que comienza veinticinco años antes, durante los cuales Felipe II mantiene una lucha tenaz para evitar que Catalina de Médicis -verdadera dueña del gobierno de Francia- imponga la tolerancia religiosa que ella creía necesaria para conservar la paz de su reino, pero que repugnaba a las ideas del monarca español y suponía un constante peligro de agresión de los hugonotes a los Países Bajos.