En 1992, el autor de este libro escribió una obra, ya clásica, sobre la Leyenda Negra. Veinticinco años después, en un marco muy distinto al de la euforia olímpica de entonces, se ha querido replantear el concepto tan discutido de Leyenda Negra, centrándose en la imagen crítica negativa del rey Felipe II. El extraordinario poder que esta monarquía llegó a alcanzar y la propia oscuridad del personaje han contribuido a incentivar la atención de todo tipo de miradas con los dos grandes arquetipos: el negativo, de Demonio del Sur (así lo denominó Voltaire), y el positivo, de Rey Prudente.