Año tras año, y en un recorrido siempre igual, que le lleva de Italia a Austria, el anticuario Erwin Siegelbaum rastrea por sótanos y desvanes manuscritos valiosos, libros y objetos de culto judíos. Siempre se detiene en los mismos lugares -ciertas aldeas de los Alpes austriacos-, contempla desde trenes similares los invariables paisajes-verdes en el estío; grises, blancos y negros en el invierno-, se encuentra asiduamente con las mismas personas.
Pero el itinerario que describe el libro esta vez es distinto. Erwin ha encontrado al hombre responsable de la muerte de sus padres, y el trayecto debe concluir con su asesinato. Desde la ventanilla del tren, los paisajes que fueron familiares se han vuelto irreconocibles. Pero lo más penoso para Erwin es comprobar que lo mismo ha sucedido con las personas. Los pequeños gestos amables son los únicos que cobran realidad: un taxista que espera su llegada, un camarero que recuerda la música que le gusta, una vieja posadera que le guarda habitación.
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Es esta una de sus novelas más conocidas. La novela se mueve entre el argumento del dolor colectivo y el del dolor individual de Erwin. Por un lado, aparecen viejos conocidos judíos que, aunque parezcan asentados en un pequeño negocio y un palmo de tierra, son también errantes, con el pensamiento siempre puesto en una tierra eternamente prometida y eternamente ausente. Mientras, Erwin se ve encasillado por los otros en una ortodoxia judía con la que en realidad no se identifica y sólo se siente en casa cuando recupera en la memoria los recuerdos del pasado. Una clave de la novela es la extrañeza que siente Erwin en cualquier compañía y que pone en cuestión que exista algo homogéneo a lo que se pueda llamar "el pueblo judío", en vez de las historias diferentes de seres humanos diferentes.
El tono de la novela no es violento ni despechado. El lenguaje no incluye frases abstractas sobre el mal porque el terror a gran escala de la guerra ha dejado paso a otro tipo de maldad, sutil y de tú a tú como una acogida que se transforma en rechazo o un silencio cobarde. Y aunque la fuerza motora de la venganza no desaparece, cede en importancia ante una tristeza inmensa, efecto de un pesimismo que lo abarca todo.
Además de este libro también se acaba de traducir su biografía.