Gomorra

El libro empieza relatando las investigaciones del autor sobre la falsificación de prendas de vestir, de grandes marcas de confección de todo el mundo, realizadas, a bajo precio y con excelente calidad, en pequeños talleres del sur de Italia. Asímismo trata sobre la introducción de productos falsificados, Made in China, por el puerto de Nápoles. Sin embargo el relato pronto deriva hacia la violencia y las guerras de los clanes criminales, que el lector ya conoce a través de novelas y películas. Algunos detalles interesan al lector español. Por ejemplo es conocido como algunos delincuentes italianos se han refugiado en España e incluso han sido detenidos aquí; sin embargo el autor afirma que los clanes tienen dividido el país en zonas de influencia. También da como cierto que la banda terrorista ETA ha adquirido armas a los italianos pagándoles con cocaína colombiana. Los delincuentes italianos se han modernizado y realizan inversiones millonarias en Europa del Este (terrenos y armas), Holanda (Banca), Alemania, España y Escocia (hoteles y restaurantes) y en el Norte de Italia (cemento y servicios públicos). También gestionan a bajo costo la desaparición de los residuos industriales tóxicos, cuyo tratamiento y eliminación resultaría muy gravoso para las empresas de hacerse por los medios legales. Es interesante leer lo fácil que resulta para la organización criminal introducirse en el terreno de la distribución de alimentos, creando un monopolio de hecho en determinados territorios. Donde se asienta la delincuencia no hay planes de urbanismo, calidad en la edificación, ni cuidado del medio ambiente. No hay libertad de empresa ni para la política. Sólo existe el miedo y algunas personas –pocas- que se atreven a levantar su voz contra la delincuencia. Fue el caso de don Peppino Diana, párroco en Casal di Príncipe, asesinado en 1994 por denunciar a la organización criminal. También es el caso del autor, el cual, desde la publicación de su libro, vive oculto y con protección policial.