Una especie de mini diario como continuación del anterior Cuentos de un niño que no sabía llorar. Escrito a corazón abierto y con total sinceridad desde la perspectiva de los muchos años, que aportan síntesis sin perder detalles.
Se detiene primero en sus años mozos de un joven que disfruta de la vida, del deporte, de la amistad, aunque con poco estudio. Hasta que encontró a la joven Marisa que le pidió estudiar y más formalidad. José Luis estudió, hizo mucho deporte, principalmente rugby y carreras. Montó un bufete de abogados, empresario de medios de comunicación, y después escritor, gran pasión de su vida, y hasta ahora.
Una familia numerosa, tiempos para reír y tiempos para llorar, porque reconoce que Dios ha estado siempre a su lado, que la familia es su profesión por excelencia, y que ha sido y es un hombre feliz. Parte de ello es la oenegé Somos Uno que dirige desde hace años junto, con su familia, amigos y colaboradores, para escolarizar a chicas jóvenes en Tailandia. Hasta ahora más de ochocientas han estudiado en la universidad.
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Se detiene primero en sus
Se detiene primero en sus años mozos de un joven que disfruta de la vida, del deporte, de la amistad, aunque con poco estudio. Hasta que encontró a la joven Marisa que le pidió estudiar y más formalidad. José Luis estudió, hizo mucho deporte, principalmente rugby y carreras. Montó un bufete de abogados, empresario de medios de comunicación, y después escritor, gran pasión de su vida, y hasta ahora.
Una familia numerosa, tiempos para reír y tiempos para llorar, porque reconoce que Dios ha estado siempre a su lado, que la familia es su profesión por excelencia, y que ha sido y es un hombre feliz. Parte de ello es la oenegé Somos Uno que dirige desde hace años junto, con su familia, amigos y colaboradores, para escolarizar a chicas jóvenes en Tailandia. Hasta ahora más de ochocientas han estudiado en la universidad.