Juan vivía con su madre en una extrema pobreza, y se las apaña con ingenio para conseguir medios para poder vivir.
Pertenece a la colección de cuentos tradicionales y populares, de hoy y de siempre. De la mano de los personajes clásicos, los pequeños lectores aprenden los valores eternos que encierran estas maravillosas historias de toda la vida. Son relatos de los que los pequeños nunca se cansan, los que les cuentan sus padres, abuelos o maestros antes de irse a dormir, los que conocemos todos.
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En forma de cuento clásico ("Érase una vez..."), el autor nos lo narra con una línea argumental sencilla y simple, utilizando los recursos repetitivos tan fáciles de entender por los más pequeños; cuenta las peripecias de Juan, un niño pequeño e ingenuo, pero listo y generoso, que quiere ayudar a su madre a conseguir medios para evitar la pobreza y el hambre que ha llegado a su casa. Bien ilustrado, a todo color, con tonos alegres y cálidos, verdes, naranjas...; con dibujos de gran calidad, llenos de ternura y expresión que complementa bien el texto, es un libro cuadrado, encuadernado con pastas duras. La letra es aceptablemente grande, en mayúsculas, fácil para los primeros lectores. Incluye algún vocablo inventado, como "la giganta", haciando un guiño a la pretensión de nuestro Ministerio de la Igualdad... El libro se presenta sin paginar.
A lo largo de la narración surgen valores como la valentía, la confianza en lo que nos dicen los demás, el riesgo, la agudeza, la prudencia. Se echa de menos la figura del padre, tan ausente hoy en día en las narraciones, del cuál no dicen nada (se supone que la madre está viuda, pero...).