En un barrio periférico de Londres, durante la segunda guerra mundial, dos niños, amigos y vecinos, juegan a descubrir espías alemanes en los alrededores de sus casas. La historia, escrita con gran talento novelístico, atrae tanto por la fuerte personalidad narrativa del autor como por su contenido humano
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2003 | Salamandra |
254 |
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Trazada con la prosa elegante y ágil de Michael Frayn, en esta historia se ve como los dos protagonistas -fieles a su amistad-, van dejando la inocencia y despertando a la realidad de la vida.
La novela me parece que está muy bien escrita, con un ritmo pausado, que a veces es lento y otras veces cobra velocidad por el dramatismo de la escena. Dice mucho más de lo que está escrito y los personajes adultos están mjaravillosamente trazados en los momentos en los que realmente no aparecen nunca como personajes principales. La capacidad de intuir del niño entrando en el mundo adulto está muy bien expresada. Es pura literatura, de la más alta calidad y merece la pena leerla para aprender, para gozar.
Michael Frayn (Londres, 1933) es uno de los escritores británicos más apreciados de las actualidad. Empezó su carrera como periodista, en 'The Guardian' y 'The Observer', aunque desde hace tiempo se dedica exclusivamente a la literatura, sea como escritor de novelas, de guiones de cine y televisión o como dramaturgo. 'Juego de espías', que acaba de llegar a las librerías españolas, viene precedida de un premio de relumbrón: el Whitbread de novela 2002. La trama es particularmente inquietante: el casi olvidado aroma de la alheña conduce a Stephen Wheatley al escenario de un verano de su infancia que recuerda vagamente. En una tranquila calle da las afueras de Londres, mientras una lejana Segunda Guerra Mundial asola Europa, dos niños, Stephen y Keith, se enrolan en un particular juego bélico: espiar a los vecinos, anotar sus movimientos y desentrañar sus secretos. Una novela impresionante