Entretenido relato sobre los aspectos menos conocidos de la llamada batalla de Las Ardenas, durante la Segunda Guerra Mundial. Está escrita fundamentalmente desde la perspectiva alemana -operación Wacht am Rhein-.
La ofensiva de Las Ardenas comenzó en Belgica en diciembre de 1944 y fue el último intento de Hitler para evitar que los aliados cruzasen el Rhin y penetrasen en territorio alemán.
Su episodio más conocido es el cerco de la ciudad de Bastoigne, defendida por la 101 división aerotransportada de los EE.UU.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2006 | RBA Coleccionables |
285 |
84.473.5042.1 |
Original de 1979. |
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Hitler, con su escasa
Hitler, con su escasa formación militar, alumbraba en ocasiones ideas que imponía a sus generales. En 1944 el ejército alemán ya no contaba con ganar la guerra, pero esperaba alcanzar una paz honorable en el frente occidental. Resultado de este deseo fue la ofensiva de Las Ardenas, en Bélgica.
Hitler intentó un último esfuerzo con los restos del material humano y del armamento de los que disponía en el frente occidental. Soñó con romper las líneas aliadas y dirigir a sus ejércitos hacia el puerto de Amberes, tomando por la espalda al general Montgomery. Utilizó para esta ofensiva a restos del ejército traídos desde otros frentes o unidades formadas precipitadamente. Sus jefes ya no tenían fe en las órdenes que recibían, que eran "sin contar las bajas" y "hasta el último hombre".
La operación tuvo lugar en unas circunstancias climáticas extremas por el frío y la nieve. El ejército alemán sufría varias limitaciones: la falta de cobertura aerea, la falta de combustible para su maquinaria bélica y la carencia de unidades de reserva que pudieran relevar a los combatientes. Estas circunstancias determinaron el fracaso de la ofensiva, pero el Comandante General aliado, el general Eisenhower, diría después que, de haber triunfado, podía haber cambiado el curso de la guerra o al menos retrasado la victoria.
El autor nos informa que el dictador había consultado a Krafft, su astrólogo personal, sobre la fecha más adecuada para iniciar la ofensiva y sus probabilidades de éxito (pág.44). Hitler se encontraba físicamente limitado como consecuencia del atentado con bomba sufrido el 20 de julio de ese año, del que salió vivo milagrosamente (pág.37); además tomaba estimulantes. Cuando Otto Skorzeny va a informarle sobre el fracaso de la Operación Greif lo encuentra inopinadamente animado y piensa: "Debe ser el efecto de una de las drogas del deplorable doctor Morell" (pág.170).
El autor no incide especialmente en los aspectos ya conocidos de esta ofensiva, como la prodigiosa intervención del Tercer Ejército de los Estados Unidos al mando del General Patton, al que califica como un gran táctico. El libro se lee muy fácilmente y es para lectores interesados en la Segunda Guerra Mundial.