Un soltero de mediana edad, una divorciada con un hijo pequeño y una emigrante iraquí protagonizan esta novela psicológica, ambientada en las proximidades de París, y centrada en los misterios y complejidades del amor en la sociedad posmoderna.
El autor explora a fondo el desencanto como postura vital de unos seres humanos impregnados de soledad y encerrados en un individualismo férreo. Escrita con estilo sencillo, la obra tiene una estructura narrativa lineal, sin complejidades técnicas, que contrasta con el laberíntico interior de unos personajes cuyo mundo afectivo se revela seriamente dañado. El dolor, la dificultad de vivir, la imposibilidad de ser feliz y el absurdo de lo cotidiano hacen soñar con las hadas como única posibilidad de traer algo de resplandor mágico a unas existencias marcadas por el sinsentido.
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Un soltero de mediana edad, una divorciada con un hijo pequeño y una emigrante iraquí es la variedad de protagonistas que intentan describir la complejidad del amor conyugal en la sociedad posmoderna. La postura vital es el desencanto están impregnados de soledad y encerrados en un individualismo férreo. Su mundo afectivo está muy dañado. El dolor, la dificultad de vivir, la imposibilidad de ser feliz y el absurdo de lo cotidiano hacen soñar con las hadas como única posibilidad de traer algo de resplandor mágico a unas existencias marcadas por el sinsentido. La trama no resulta muy consistente. Lo que falla es el contenido,que ofrece planteamientos muy endebles para conflictos profundos y se cierra con un mensaje optimista muy elusivo y poco fundamentado. Al final el amor parece diferenciarse del sexo e incluso imponerse a él, pero por razones inconcretas y nada convincentes, de orden sentimental, por medio de las que el autor evita compromisos más específicos.