Novela de contenido autobiográfico en el que Mastretta evoca su historia familiar a lo largo de tres generaciones: sus abuelos, sus padres y su pareja e hijos.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2013 | Seix Barral |
320 |
Colección: Biblioteca breve |
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Posee una pluma, Ángeles Mastretta, cautivadora. Heredera de los modos de Proust, llena de emoción la narrativa hasta el punto que suena a lírica. Bien.
No importa el hecho de que se trate de una escritora. Su condición femenina ni le da ni le quita mérito al valor de su escritura narrativa y poética.
Este texto autobiográfico y novelado reivindica en la literatura los modos de vida de católicos mexicanos que han abandonado la fe y costumbres católicas. Quizás sea una pose mayoritaria la de algunos intelectuales que justifican su agnosticismo por el hecho de haber leído a Camus, Sartre, Cortázar… La satisfacción de haberse hecho a sí mismos, la de saber moverse en el mundo de la prensa…
Pero no me gustan las ideas que defiende: la vida en pareja con un divorciado, haberse alejado de la fe como alguien que sabe superar sus creencias, morir sin sacramentos, el uso de la píldora, la sustitución de la oración por los difuntos por celebraciones de duelo agnósticas... Aunque las reivindique en líneas emotivas, sumergidas en imágenes poéticas y suscite sentimientos almibarados de nostálgica desolación por el paso del tiempo y el amor a nuestra familia… No me gustarían tampoco estas líneas escritas por un hombre.
“Dijo que no necesitaba ni confesarse ni comulgar, mucho menos que le pusieran los santos óleos, ella, a quien vimos toda la infancia rezar con tantísima elegancia. Porque no era una rezandera, era una mística, y no tenía una fe de carbonero sino una conversación de tú a tú con la omnipotencia divina, en la que dejó de creer, como hicimos sus cinco hijos cuanto tan sagrada providencia la dejó sin marido…” pág. 168
Canta el amor a la familia, la defensa de la naturaleza, la amistad, etc. Valores positivos mezclados con actitudes descreídas y en contradicción con la moral católica.
Creo que muchos estaríamos de acuerdo en rechazar unos versos bellísimos, bien construidos, si cantasen, por ejemplo, actitudes racistas, crímenes contra la humanidad. Para mí el mundo de los valores incluye un respeto a las creencias de los demás, de los lectores como yo. Y Ángeles Mastretta deja a los católicos creyentes como gente que aún tiene que superar su fe, la moral que condiciona su forma de ver la vida. No se da cuenta de que un católico elige, libremente, su manera de ver la vida y de actuar conforme con lo que cree.
El contenido del libro es un conjunto de recuerdos autobiográficos, pequeños detalles, anécdotas de la vida misma, impresiones de la infancia. El fondo es aparentemente inocuo pero hay un empeño en declararse atea sin mucho sentido. Un empeño en advertir que ella no se casó nunca, y le parece estupendo. Unos capítulos sobre temas íntimos sin el más mínimo interés.