Este libro es una mirada sintética y multidisciplinar a una de las cuestiones filosóficas más difíciles de abordar en sus aspectos sociales: el tiempo.
La modernidad se inclina por el tiempo. El mundo moderno hace del reloj un instrumento imprescindible: ni la máquina ni la sociedad se pueden entender sin la simultaneidad que el artefacto genera. El reloj permite separarse del movimiento cósmico y operar artificialmente sobre todo cambio.
Se ha dicho que el pensamiento clásico primaba el espacio sobre el tiempo. "Pierdo mi tiempo y gano mi espacio", ha afirmado un célebre pensador alemán. El tiempo no se puede ganar más que en forma de otra cosa.
Pero el tiempo pasa y lo que se gana, cuando se tiene, no parece encerrar ya ningún valor. ¿Se puede decir que la modernidad ha logrado suprimir el espacio? La existencia humana es espacio-temporal, y no se la puede entender más que desde una adecuada relación de tales coordenadas.