Colección de cuentos de Ítalo Calvino (1923-1985) que todavía no habían sido publicados en forma de libro. Algunos estaban inéditos, pero la mayor parte habían aparecido en periódicos y revistas. Ordenados por fechas, abarcan desde 1943 hasta 1984.
La selección fue realizada por la viuda del autor después de su muerte y acompaña como Apéndice una relación de los textos con la fecha en la que fueron escritos y, en su caso, de los medios en los que habían sido publicados.
El Prólogo es de Ignacio Martínez de Pisón.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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1995 | Círculo de Lectores |
347 |
978-84-226-5359-1 |
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Destaca en los cuentos de
Destaca en los cuentos de este autor el predominio de lo imaginario y la calidad de su escritura. Hasta 1957 Calvino había militado en el Partido Comunista Italiano, por lo que antes de esa fecha los textos son susceptibles de una lectura alegórica que a nosotros se nos escapa. A partir esa fecha el autor abandona su adscripción política por lo que podemos considerar los textos como ejercicios literarios, cuando no como una forma de diversión para su autor.
Para Calvino los cuentos reflejan su visión del mundo, entre el absurdo y la falta de sentido. No tiene inconveniente en presentar sus relatos a concursos como uno convocado por IBM (El incendio de la casa abominable) o una marca japonesa de wiskey (La glaciación). El autor nunca dudó en calificarlos como cuentos, lo que nos lleva a preguntarnos lo que sea un cuento. Desechamos la posibilidad de que sea la extensión lo que defina esta forma literaria y nos inclinamos a pensar que define el cuento su carácter puramente imaginario, sin presentarlo como una historia real.
La gran bonanza de las Antillas pertenece al periodo alegórico del autor. En el siglo XVI, dos navíos de guerra, dos veleros fuertemente armados, se enfrentan en el mar Caribe; uno está comandado por el famoso pirata ingés sir Francis Drake y el otro por un almirante español. Súbitamente sobreviene una gran bonanza, los veleros no pueden avanzar ni retirarse, pero ninguno dispara contra el otro dada la imposibilidad de escapar a la respuesta.
Inicialmente, los capitanes se observan ceñudamente, pero con el paso de los dias intercambian bromas o compadecen las bajas que sufre el adversario a causa de la inanición o las enfermedades. Mediante esta alegoría, el autor viene a representar a los dos grandes partidos políticos italianos de entonces, la Democracia Cristiana y el Partido Comunista; no se hacen sangre entre ellos dado hay algo que les une: el sistema político y el reparto de influencias: la gran bonanza.
Los cuentos nos hacen recordar a otros cuentistas célebres como los cuentos fantásticos de Borges, los fantasmas de Juan Rulfo en Pedro Páramo, la desesperación en Kafka o incluso el absurdo en Haruki Murakami, autor que demuestra carecer de interés en cerrar sus relatos. La entrevista con el hombre de Neanderthal nos permite evocar con una sonrisa el sinsentido de Sapiens de Yuval Harari. Afirma Martínez de Pisón en el Prólogo, que lo que el autor quiere transmitir es el sentimiento de lo absurdo y lo vacío (pág.11); podemos imaginar que nada es más fácil que pasar de la disciplina ideológica del Partido Comunista al individualismo y finalmente al nihilismo.
Me han agradado mucho tres de las últimas fabulaciones contenidas en el volumen: El último canal, en el que un loco trata de cambiar el mundo con el mando de su televisor; La nada y lo poco, en el que Ofwfq trata de conquistar a Nugkta, utilizando la jerga de los cosmólogos y los astrofísicos acerca de lo que pudo existir antes del Big Bang o sea la nada. En el último cuento, Qfwfq aplica los movimientos cósmicos de implosión y explosión al espíritu y la vida de las personas.
Digamos que la literatura fantástica agrada en pequeñas dosis, pero cansa a lo largo de trescientas páginas, es el caso de La gran bonanza de las Antillas, cansa, pero vale la pena descubrir el estilo literario del autor y su libertad de creación: la literatura como divertimento.