Selección de crónicas enviadas por el autor desde África e Hispanoamérica entre 1960 y 1981. En África el motivo principal es el proceso de descolonización y las dificultades con las que se encuentran los nuevos líderes africanos. En ambos continentes el telón de fondo es la violencia, una violencia que alcanzará a Europa con la invasión de Chipre por Turquía en la que el corresponsal también se hace presente.
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No es necesario presentar a Ryszard Kapuscinsky, el periodista polaco galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003. Kapuscinsky se inició en el periodismo internacional en África, donde era el único corresponsal de la agencia PAP para todo el continente. El autor llegó a Ghana en 1958 para informar del proceso de descolonización que se iniciaba en ese país alrededor de la figura de Nwame Nhrumah. El periodista mira con simpatía la independencia de estos pueblos y critica duramente a las potencias coloniales y al régimen racista de Sudáfrica. Pronto los nuevos líderes van a comprobar como la mayor dificultad con la que se enfrentan es la posibilidad de un golpe militar autóctono o inducido desde el exterior (Lumumba, Ben Bella). Las crónicas de Kapuscinsky se refieren al periodo comprendido entre 1960 y 1966, año en el que tiene lugar en Nigeria el enfrentamiento entre las tres etnias que integran el país y que había de desembocar en la llamada guerra de Biafra. Para entonces el corresponsal ya ha aprendido en sus costillas lo peligrosa que puede resultar en África la política de tribus, partidos o líderes carismáticos (“Barreras de fuego”). En 1967 el periodista viaja a Hispanoamérica donde permanecerá hasta 1972. De esa época es la crónica titulada “La guerra del futbol”, que da nombre al volumen. Una guerra entre El Salvador y Honduras provocada por la clasificación del primero para el Mundial de Futbol de México de 1970. El conflicto duró cien horas y provocó seis mil muertos, signo de la crueldad con la que tuvo lugar el enfrentamiento. La crónica del fusilamiento televisado del guerrillero Victoriano López, el 8 de febrero de 1971 en El Salvador, es una obra maestra del periodismo. Hay que decir que el último Kapuscinsky escribe mucho mejor que el primero y que tiene más interés el relato sobre la picadura de un escorpión, por ejemplo, que cuando escribe sobre política. Cierran el volumen una crónica sobre la invasión de Chipre por Turquía y otra sobre el enfrentamiento entre Etiopía y Somalia por causa de Ogaden. El autor concluye señalando cómo la guerra está en la naturaleza del ser humano, pero sólo sirve para destruir vidas y propiedades. En este caso las pobres vidas y escasas propiedades de los hombres y mujeres africanos.