Brutalmente divertida, dotada de un ingenio irreverente, narra la historia de Flora Poste, una joven que, tras haber recibido una educación «cara, deportiva y larga», se queda huérfana y acaba siendo acogida por sus parientes, los rústicos y asilvestrados Starkadder, en la bucólica granja de Cold Comfort Farm, en plena Inglaterra profunda. Una vez allí, Flora tendrá ocasión de intimar con toda una galería de extraños y taciturnos personajes: Amos, llamado por Dios; Seth, dominado por el despertar de su prominente sexualidad; Meriam, la chica que se queda preñada cada año «cuando florece la parravirgen»; o la tía Ada Doom, la solitaria matriarca, ya entrada en años, que en una ocasión «vio algo sucio en la leñera». Flora, entonces, decide poner orden en la vida de Cold Comfort Farm, y allí empezará su desgracia.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
---|---|---|---|---|
2010 | Impedimenta |
368 |
978-84-937601-3-7 |
Comentarios
Seguramente aquel que afronte este libro en el idioma original con suficientes conocimientos, valorará mucho más su lectura. Las dobles intenciones, que en algunos casos explica el traductor como buenamente puede, llenan esta obra, que es pura ironía, y así habría que leerla, aunque habrá quien vea en su contenido simplemente una novela romántica de las que la autora quiere de alguna manera mofarse. Sin duda consigue demostrar un arte en la escritura tanto cuando, a modo de exageración, escribe párrafos muy barrocos, como en las descripciones que aparecen con cierta frecuencia. Simpático y entretenido, es un buen libro para pasar un rato agradable.
Hay una pequeña referencia defendiendo los métodos anticonceptivos que es claramente un error de la autora, pero es muy poca cosa para no tener en cuenta que estamos ante un libro con gancho, bien construido, que divierte y mantiene la atención.
Lo pero es no leerlo en el inglés original para poder apreciar bien el carácter rústico de los personajes. Añado la biografía que propone la editorial que me parece significativa: Stella Gibbons, publicó La hija de Robert Poste cuando todavía era
joven y relativamente desconocida. Periodista antes que escritora
(trabajó como redactora en el Evening Standard), ésta sería la novela
que la lanzó a la fama. Nacida en Londres en 1902, sus padres eran el
ejemplo perfecto de la clase media inglesa suburbana, y le dieron una
educación típicamente femenina. Su padre, un individuo bastante
singular, ejercía como médico en los barrios periféricos más pobres de
Londres, aunque tenía tendencias suicidas, le encantaba el alcohol y
el láudano, y era dado a los ataques de odio hacia el género femenino
en general. Esta turbulenta infancia marcó a Stella Gibbons, que
utilizó parte de ese material para crear a los grotescos Starkadder,
protagonistas de La hija de Robert Poste. En 1921, Stella se matriculó
en periodismo, y luego empezó a trabajar en la British United Press.
En 1930, mientras trabajaba en el Evening Standard, publicó un libro
de poemas, The Mountain Beast, que recibió elogios de la mismísima
Virginia Woolf. La hija de Robert Poste fue publicada en 1932 y su
éxito fue instantáneo. En 1934 la novela fue galardonada con el Prix
Femina-Vie Heureuse. De hecho, Gibbons es conocida casi exclusivamente
por esta obra, que conoció varias secuelas y adaptaciones
cinematográficas, y que está considerada «la novela cómica más
perfecta de la narrativa inglesa del XX». Stella Gibbons es autora de
veinticinco novelas, entre las que destacan Basset (1933), Enbury
Heath (1935), Nightingale Wood (1938) o Here Be Dragons (1956), amén
de tres volúmenes de relatos y cuatro libros de poesía, la mayoría de
ellos muy vendidos y celebrados en el mundo anglosajón. Estuvo casada
durante más de veinticinco años con el actor y cantante Allan Webb,
que murió en 1959. Dejó de publicar en 1972, aunque escribió dos
novelas que fueron publicadas a su muerte, hecho que aconteció en 1989
en Londres. Está enterrada en el cementerio de Highgate.
Quizá este comentario ayude a comprender un poquito más esta sencilla novela, entretenida, simpática, relajante. El ambiente rural acultural está muy bien descrito. El final de la novela es quizá lo menos logrado, parece como si a la autora ya le bastara con lo que ha escrito y la sacara del horno sin más, sin esperar un buen dorado, pero no estropea lo anteriormente escrito