Este libro acerca al lector a la verdadera identidad de la Iglesia, al motivo de su origen y aliento divinos, a su destino eterno como salvadora del hombre.
Me resulta difícil hacer esta reseña por dos razones: Porque soy de ciencias, muy de ciencias, no he estudiado Teología y porque mi formación es escasa para hacerla. Más que una reseña se trata de un reflejo de por qué leí este libro y qué encontré. Como católico tengo ciertas inquietudes y no quiero tener “la fe del carbonero”. Un buen amigo me recomendó su lectura en pequeñas dosis, vi que solo tiene unas 150 pag., amplios márgenes, letra no pequeña y líneas a doble espacio. Pobres argumentos para leer un libro pero, como digo, era el consejo de un buen amigo. Y encontré una descripción sencilla, amable, accesible a mis conocimientos y con una claridad de exposición palmaria. Ahora tengo las ideas mucho más claras y, lo que no es poco, argumentos muy válidos para intervenir en cualquier conversación o tertulia de café. También para aclarar a algunos de mis amigos la pobre imagen que tienen de la Iglesia. Termino como empecé: soy de ciencias, muy cuadriculado –suspenso en Filosofía en Bachillerato- y esto no ha sido ningún problema para entender a fondo esta cortita pero gran obra que recomiendo a quienes puedan encontrarse en la situación –temerosa- similar a la mía antes de acometer su lectura. Por último quisiera destacar el capítulo destinado a los laicos –yo soy uno de ellos-. Aclara perfectamente la misión en la Iglesia, en el mundo, de los laicos, que somos la inmensa mayoría.
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Me resulta difícil hacer esta reseña por dos razones: Porque soy de ciencias, muy de ciencias, no he estudiado Teología y porque mi formación es escasa para hacerla. Más que una reseña se trata de un reflejo de por qué leí este libro y qué encontré. Como católico tengo ciertas inquietudes y no quiero tener “la fe del carbonero”. Un buen amigo me recomendó su lectura en pequeñas dosis, vi que solo tiene unas 150 pag., amplios márgenes, letra no pequeña y líneas a doble espacio. Pobres argumentos para leer un libro pero, como digo, era el consejo de un buen amigo. Y encontré una descripción sencilla, amable, accesible a mis conocimientos y con una claridad de exposición palmaria. Ahora tengo las ideas mucho más claras y, lo que no es poco, argumentos muy válidos para intervenir en cualquier conversación o tertulia de café. También para aclarar a algunos de mis amigos la pobre imagen que tienen de la Iglesia. Termino como empecé: soy de ciencias, muy cuadriculado –suspenso en Filosofía en Bachillerato- y esto no ha sido ningún problema para entender a fondo esta cortita pero gran obra que recomiendo a quienes puedan encontrarse en la situación –temerosa- similar a la mía antes de acometer su lectura. Por último quisiera destacar el capítulo destinado a los laicos –yo soy uno de ellos-. Aclara perfectamente la misión en la Iglesia, en el mundo, de los laicos, que somos la inmensa mayoría.