Tras muchos años de abandono, la destartalada y ruinosa mansión de Wildfell Hall es habitada de nuevo por una misteriosa mujer y su hijo de corta edad. La nueva inquilina -una viuda, al parecer- no tarda, con su carácter retraído y poco sociable, sus opiniones a menudo radicales y su extraña triste belleza, en atraerse las sospechas de la vecindad, y a la vez la rendida admiración de un joven e impetuoso agricultor.
Pero la mujer tiene, en efecto un pasado... más terrible y tortuoso si cabe de lo que la peor de las murmuraciones es capaz de adivinar.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2003 | Debolsillo |
576 |
Edición económica: 9,50€ |
Comentarios
La verdad es que a mi me gustó.Entretiene y engancha
Se trata de una novela romántica de sentimientos moderadamente arrebatadores (porque está contada en retrospectiva) y abundantes dosis de crítica de costumbres (siempre dentro del mundo de la alta sociedad inglesa). Se dice que en su momento escandalizó, pero realmente no tiene justificación tal cosa. Sencillamente, los ruines en la novela son seres de carne y hueso del tiempo de la novelista (y, quizá, alguien compartía rasgos y se enfadó).
La novela está escrita a base de un diario, varias relaciones y alguna carta. El recurso narrativo es pesado y le resta, en mi opinión, fuerza a lo relatado.
La sociedad victoriana se muestra, una vez más, cargada de un complejísimo código de conducta (conducta externa sobre todo) que hace verdaderamente difícil la vida para los que la padecen.