Por primera vez en la historia de la Humanidad, en los países desarrollados, mientras las mujeres, tras siglos de lucha, están logrando situarse en el lugar que legítimamente les correspondía conforme a su dignidad y derechos, los hombres parecen estar desubicados.
Los cambios inducidos por el feminismo radical han dejado tras de sí un paisaje social irreconocible, propiciando modificaciones que generan cierta confusión, como el rol del hombre en la sociedad actual. Estudios, estadísticas e informes avalan que los varones se han convertido en el nuevo «sexo débil». Reseña del editor.
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No es fácil hacer un resumen
No es fácil hacer un resumen de este libro en cuanto plantea diversas cuestiones -todas importantes- con un mismo leitmotiv: La desaparición de los valores de la masculinidad (rectitud, autoridad, disciplina, ...) provoca una sociedad desestructurada en varios ámbitos, especialmente en la escuela y la familia. María Calvo comienza defendiendo la distinción natural entre los sexos contra la ideología de género que la niega, considerándola cultural, anticuada y machista. La autora la justifica por la diferencia entre los cerebros de hombres y mujeres y en base a las diferencias hormonales.
La autora se detiene en la importancia de esa diferenciación en la escuela. Considera que ésta está conformada según el modelo femenino, que los chicos -más inquietos- se sienten frustrados al comprobar la superioridad académica de sus compañeras y buscan destacar en otros aspectos, no tan académicos, para atraer e impresionar a las chicas. En consecuencia, Calvo defiende la educación diferenciada entre chicos y chicas y explica como se vuelve a élla en otros países, vista la superioridad académica en sus resultados.
El siguiente apartado se refiere a la educación en la afectividad de los varones. La autora entiende que "se ha educado su inteligencia pero no sus emociones, que son analfabetos emocionales (pág.155): "Muchos crecen sin sentirse comprendidos ni queridos" (pág.151), y habría que entender que detrás de su rebeldía se esconden sus miedos y sus dudas (pag.153). Los chicos deben saber que no van a ser criticados ni juzgados (pág.161), y señala como hay padres de muy pocas palabras capaces de tener grandes gestos de cariño hacia sus hijos (pág.159).
El varón en la familia: La autora recuerda como en la familia tradicional la figura paterna tenía mucha importancia (pág.187), pero hoy muchos niños crecen en ausencia de un modelo paterno, ya sea que este falte o que no se implique en la educación de sus hijos; abundan las madres solteras con hijos y aunque el padre los vea cada quince días tiende más a obsequiarlos que a educarlos. La autora afirma que en los EE.UU. han comenzado a darse cursos sobre el correcto ejercicio de la paternidad. La desaparición de toda autoridad en la familia conduce a la postre a la frustración, la infelicidad e inmadurez, ya que no cabe ningún proceso educativo sin disciplina y autoridad (pág.198).
La masculinidad pasa de los padres a los hijos varones sin darse cuenta de ello, mediante los gestos y las actitudes (pág.208); los chicos que se han criado con un padre ausente no sabrán transmitir el modelo de paternidad a sus propios hijos, ya que ellos no lo han tenido. Un padre presente beneficia igualmente a sus hijas en cuanto que en el futuro buscarán una pareja según el modelo que conocen, y con un padre ausente las chicas siempre temerán que su pareja desaparezca en cualquier momento.
Existe un modo masculino de educar dirigido a fortalecer al hijo para que supere los obstáculos que se le vayan presentando (pág.217); mientras la madre se preocupa por lo que el hijo siente, el padre procura que haga lo que tiene que hacer (pág.214). Existe una complementariedad deseable: el hijo busca independizarse de su madre pero en los momentos difíciles vuelve a ella, por eso hay que mantener abiertos los cauces de la relación por difícil que ello resulte en algún momento.
El varón en la pareja y el matrimonio: Deberíamos comenzar por saber qué parejas aspiran a construir una familia y cuáles solo a una convivencia -amigos con derecho a roce- que no coarte su libertad, este segundo modelo es el más frecuente hoy en día. En la actualidad la paternidad y maternidad se colocan por detrás de la carrera profesional, el dinero, el bienestar doméstico y la diversión. La diferencia entre lo uno y lo otro es abismal y se manifiesta en la disposición a realizar renuncias a favor de un objetivo común: "Hombres y mujeres, iguales en dignidad y derechos, decididos a formar familias estables en las que ambos cooperen de forma generosa y equilibrada en la crianza y educación de los hijos" (pág.232).
Conclusión: No se entiende este libro hasta alcanzar una visión general del mismo; además sobran citas y estadísticas de autores que no nos dicen nada. En segundo lugar hay que darse cuenta de que las tesis que desarrolla María Calvo admiten infinidad de excepciones. Por último, sería bueno que todo lo que se refiere a la masculinidad, feminidad y educación de los hijos se incorporara a los Cursos de preparación para el matrimonio que se imparten antes de recibir el sacramento.