Nuestra civilización ha alcanzado un nivel de conocimiento y de tecnicidad del cual nos enorgullecemos. Quizás con razón. Pero hoy padecemos una hiperespecialización: los científicos, los técnicos, poseen sólo una parcela muy reducida del saber. Ya nadie tiene una visión global y esencial -o sea, una visión humanista— de nuestro mundo.
Entre el pensamiento científico, que separa los conocimientos y no reflexiona sobre el destino humano, y el pensamiento humanista, el cual ignora las aportaciones de las ciencias susceptibles de nutrir nuevos interrogantes sobre el mundo y la vida, el divorcio es total. Y peligroso.
De ahí la necesidad de reformar el pensamiento, nuestra capacidad para organizar el saber y reanudar el lazo entre las dos culturas divorciadas. De ahí los grandes desafíos de la enseñanza contemporánea: originar mentes bien ordenadas antes que bien llenas, enseñar la riqueza y la fragilidad de la condición humana, iniciar en la vida, afrontar la incertidumbre. En una palabra: formar el ciudadano del nuevo milenio.
Independiente, lúcido, imaginativo, el pensamiento complejo de Edgar Morin nace de una amplia visión filosófica asociada con una vocación práctica.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2000 | Seix Barral |
192 |
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