Una escritora madura vuelve a los lugares de su infancia. Lalla Romano nos ofrece en este texto suyo de 1964 una obra bellísima y exacta, con páginas nunca demasiado melancólicas ni demasiado dolorosas que rastrean la felicidad perdida. La dicha, parece decirnos, se encuentra en los pliegues del tiempo, en esos desplazamientos que a veces se crean entre el pasado y el presente. Toda la novela está impregnada de un sentimiento del después, de las cosas reconocidas sólo cuando han pasado y desaparecido. La propia Romano lo dijo en una entrevista: «No hay arrepentimiento ni nostalgia en este libro, pues aquel mundo no está perdido. Es cierto que ha pasado, irrevocablemente; pero ahora lo comprendo, lo amo y, finalmente, lo poseo. Como dice Faulkner, la felicidad no es, pero fue.
Magnífico relato evocador de la infancia de la autora.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
---|---|---|---|---|
2019 | Periférica |
286 |
978-84-16291-86 |
Edición cuidada, buena traducción del italiano de Natalia Zarco. |
Comentarios
Libro exquisito sobre la
Libro exquisito sobre la infancia de la autora en un pueblo italiano en zona montañosa. La narradora vuelve al lugar y va desgranando recuerdos e impresiones: en la primera parte, mientras recorre la casa en la que vivió con sus padres y su hermana; en la segunda, al pasear por el pueblo y sus alrededores. Anécdotas, descripciones del lugar, gran capacidad de observación, para valorar los detalles: la naturaleza, rasgos de las personas, pequeños sucesos que le impresionan, los miedos y asombros propios de la infancia, así como la inocencia de una niña de una notable inteligencia y sensibilidad, que admira a sus padres. Prosa muy cuidada, lírica, muy original en el modo de narrar al hilo de lo que la vuelta al lugar le va suscitando. Un gran acierto de Periférica. Leer artículo >>