Gösta Berling y sus compañeros ocupan el señorío de Ekeby, con sus siete herrerías, que les permiten vivir de una forma despreocupada y alegre; pero nadie es permanentemente dichoso en esta tierra y el sufrimiento reviste la forma de amores imposibles, pobreza sobrevenida y miserias muy humanas. Toda la bondad del corazón no es capaz de asegurar la felicidad.
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Selma Lagerlöf nació en 1858 en la provincia sueca de Vërmland. Es ésta una tierra pobre, de bosques y lagos, de fraguas y herrerías. La familia Lagerlöf desciende de eclesiásticos acomodados y ocupan una casa señorial, pero en vida de la autora cultivan la tierra sin mayor fortuna hasta que las fincas y finalmente también la casa tienen que ser vendidas. En las noches de invierno las abuelas cuentan leyendas de los tiempos antiguos en las que la historia de Gösta Berling tiene su origen: En Vërmland, junto al lago Leuven y en el señorío de Ekeby residen Gösta Berling y los caballeros. La música y el juego, las bromas y el aguardiente son su única ocupación, pero la ruina acecha a este estilo de vida y la ruina de Ekeby supondrá la pobreza para toda la región. Las jóvenes gustan de bailar y acompañar a los caballeros, pero la que se acerque a Gösta Berling, el más apuesto y enamoradizo de todos será desgraciada. Gösta ha abandonado el sacerdocio por culpa del aguardiente y los remordimientos le acosan. Piensa que su alma está definitivamente condenada y ya sólo le queda vivir la vida alegre de sus compañeros aunque su corazón sea de oro puro como rubios son sus cabellos. Es difícil no ver elementos autobiográficos en la obra. Se adivina a la mujer como elemento sufriente y estable del hogar mientras que los hombres son a menudo cigarras cantoras (recuérdese la ruina de la casa familiar de Lagerlöf). El elemento eclesiástico está representado por el propio Gösta y el párroco de Brödi, hombre avaro que no ha podido resistir el desprecio de su pueblo. La nobleza rural por el conde Enrique, estúpido y contemporizador, manejado por su madre la condesa. Sin embargo una fuerte veta cristiana y campesina atraviesa la obra: "¡Cómo amo a este pueblo- piensa Gösta- entornando los ojos llenos de lágrimas!". Una tesis de la obra es que el paisaje y las cosas mismas sufren con los hombres y mujeres: "¡Ojalá mi pie sea ligero al pisar la hierba!". El amor frustrado de las jóvenes asoma repetidamente a sus páginas como posiblemente a la vida de la autora. Selma Lagerlöf falleció en 1940 dejando una abundante obra literaria de la que La saga de Gösta Berling, su primera obra publicada, le abrió las puertas de la fama. Recibió el Premio Nobel en 1909, pronto hará cien años, pero por su escritura parece no pasar el tiempo.