La narradora es una ilustradora de unos treinta y cinco años, que se queda en el paro cuando se incia el confinamiento por una pandemia, vive sola. El relato se desarrolla en una ciudad no identificada. Se trata de las reflexiones, recuerdos, miedos que experimenta la protagonista. Hay saltos en el tiempo, con los que se da alguna información sobre su vida (madre y abuela en un pueblo, padre fallecido en accidente, hermanos, amiga víctima del virus, etc.). A esto se unen las relaciones con los vecinos, a veces tensas, los comportamientos de unos y de otros (egoístas o generosos), las noticias, el papel de las autoridades.... La narradora tiene una obsesión por los espacios y eso da pie a situaciones de angustia bien reflejadas. El estilo es muy singular, con frases muy cortas, casi telegráficas, frecuentes repeticiones y otros recursos con los que intenta plasmar la situación de angustia, incertidumbre, miedo causada por la pandemia. Aunque hay gestos positivos, de generosidad, de amor a la familia..., el tono general es más bien pesimista y poco abierto a la trascendencia. Luis Ramoneda
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La narradora es una ilustradora de unos treinta y cinco años, que se queda en el paro cuando se incia el confinamiento por una pandemia, vive sola. El relato se desarrolla en una ciudad no identificada. Se trata de las reflexiones, recuerdos, miedos que experimenta la protagonista. Hay saltos en el tiempo, con los que se da alguna información sobre su vida (madre y abuela en un pueblo, padre fallecido en accidente, hermanos, amiga víctima del virus, etc.). A esto se unen las relaciones con los vecinos, a veces tensas, los comportamientos de unos y de otros (egoístas o generosos), las noticias, el papel de las autoridades.... La narradora tiene una obsesión por los espacios y eso da pie a situaciones de angustia bien reflejadas. El estilo es muy singular, con frases muy cortas, casi telegráficas, frecuentes repeticiones y otros recursos con los que intenta plasmar la situación de angustia, incertidumbre, miedo causada por la pandemia. Aunque hay gestos positivos, de generosidad, de amor a la familia..., el tono general es más bien pesimista y poco abierto a la trascendencia. Luis Ramoneda