La violencia del mundo

A modo de folleto, la editorial Paidós, en su colección “asterisco”, reproduce sendas conferencias de Jean Baudrillard y Edgard Morin. Las conferencias fueron pronunciadas en el Institut du monde arabe. Así, pesos pesados del pensamiento disidente francés reflexionaron ante el público árabe de Francia sobre los atentados del 11-S.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2004 Paidos
94
Valoración CDL
3
Valoración Socios
0
Sin votos
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4
Género: 

Comentarios

Imagen de cdl

Jean Baudrillard centra su discurso en el carácter simbólico de los atentados. La arquitectónica de las torres gemelas de Nueva York representa en el fondo la arquitectónica de una cultura. Baudrillard ve en las torres el símbolo de la duplicación, esto es la muerte de la originalidad de la cultura occidental. Todo es repetible y duplicable. Las torres sin fachado son símbolo de la carencia de rostro, del anonimato. Más que la imagen o cara de un sistema, las torres representaban el cerebro. El centro neurálgico de finanzas y negocios. Hundiendo las torres, los terroristas asestaban un golpe al cerebro del sistema.

Culminado el breve pero interesante análisis semiótico del “derrumbe simbólico” de las torres, Baudrillard pasará a analizar –según su parecer- la esencia del terrorismo desde su vertiente más simbólica. En el fondo Baudrillard atribuye el nuevo terrorismo a una resistencia atávica a la globalización. Esta es una lectura interesante, aunque el autor no tiene tiempo de desarrollarla en tan breve espacio.

Edgar Morin centrará su conferencia en el análisis de una “crisis planetaria”. La globalización supone varios paradigmas a tener en cuenta. Por un lado la invasión de la economía de todas la áreas humanas. La propia economía genera estándares de normalización y cultura que expulsas otros modos culturales. El capitalismo –como clásico sistema analizado por Marx- tiende a la aniquilación de las realidades humanas basadas en la gratuidad.

Siguiendo el lenguaje moderno y clásico a la vez, Morin denuncia que tenemos el hardware de la sociedad, pero no el software; o, en términos marcianos, tenemos la estructura pero no la superestructura. Cuando más interesante parece el excurso de Morin, el autor se pierde en consideraciones varias con las que inacaba este texto.