Con este libro, el autor, nacido en León en 1954, aunque reside desde hace años en Barcelona, ha ganado el VI Premio de Poesía Alegría, del Ayuntamiento de Santander. En mi opinión, se trata del mejor poemario de Manuel Ballesteros publicado hasta la fecha. En sus aspectos formales, hay un notable dominio del endecasílabo (métrica de la mayor parte de los versos) y del encabalgamiento, para lograr un ritmo muy adecuado al tono casi narrativo de los poemas. De estos recursos se sirve el autor para plantear algunas de las grandes cuestiones de la poesía de todas las épocas, como son la temporalidad, la muerte, el sentido de la existencia; en este caso, a través de un doble juego metafórico y polisémico en torno a una enfermedad mortal y a una casa abandonada.
Libro muy elaborado, con un tono sereno, preciso, levemente irónico en algunos momentos, pero alejado de puntos de vista nihilistas o cerrados a la trascendencia. Por esto, hay referencias sugerentes y esperanzadoras al sentido del dolor y de la muerte, para lo que el poeta toma pie, en varios poemas, de algunos textos evangélicos. Luis Ramoneda.
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