Las fabulosas aventuras de Aurora

Novela juvenil de aventuras, en la que se plantea el problema del acoso escolar y las dificultades de los niños con discapacidad. Se trata del primer libro de una serie protagonizada por Aurora, una niña autista de once años. Ambientada en la época actual, la trama se desarrolla en Fontenay-sous-Bois, un pueblecito cerca de París, donde Aurora vive con su madre y su hermana mayor Émilie, de catorce años. Durante años, la niña no se ha podido comunicar porque es incapaz de hablar; hasta que su maestra particular Josiane ha conseguido que aprenda a leer y a expresarse por escrito a través de la tablet. Pero, además, Aurora tiene un poder mágico: puede ver detrás de los ojos de los demás y conocer sus pensamientos, un don fantástico que la llevará a  vivir grandes aventuras.

En este primer episodio, Aurora, Émilie y su mejor amiga Lucie sufren el acoso y la persecución por parte de un grupo de niñas del colegio, llamadas “Las Cruelas”. Las acosadoras las atemorizan, las ridiculizan y las insultan por la calle y en el parque: Aurora es la “rarita” o la “cortita”, y a Lucie la llaman “La Elefanta” porque está gordita. El día del cumpleaños de Émilie, se van a celebrarlo a Monster Land, un célebre parque de atracciones, pero allí tropiezan con las acosadoras y todo se complica. Lucie intenta huir de ellas y desaparece; entonces Aurora deberá utilizar su poder mágico y colaborar con la policía para resolver el caso. A partir de ese momento, se hace amiga del inspector Jouvet y estará encantada de prestar su colaboración en próximas aventuras.

El autor estadounidense Douglas Kennedy, muy reconocido internacionalmente por sus novelas para adultos, se inicia en la literatura juvenil con esta serie en la que la protagonista quiere “luchar por la justicia y por el respeto hacia los demás”. Así, en la obra se tratan temas muy interesantes como el acoso escolar (dentro y fuera del colegio), las falsas acusaciones y las mentiras, las relaciones familiares y, especialmente, las diferencias entre las personas que solo son valoradas por su aspecto físico sin tener en cuenta sus cualidades y capacidades: “No soy un monstruo. Solo parezco diferente” (p. 79), dice Lucie. La obra se completa con las magníficas ilustraciones de Joann Sfar, prolífico dibujante y guionista de cómic francés. Su trazo puede compararse al de Sempé o Quentin Blake, de quienes es admirador; y su obra ha sido premiada en varias ocasiones, en especial en el Festival de Cómic de Angulema.