Las ventanas del cielo

Siglo xv, Hugo de Covarrubias decide renunciar al destino que su padre, un mercader de lanas, le ha marcado. Su decisión hace que abandone Burgos, pero también a Berenguela, su íntima amiga, y a su ambicioso hermanastro Damián, que ansía hacerse con la empresa familiar. Pero todo cambia al descubrir que su padre está siendo traicionado. Se ve obligado a huir para salvar la vida embarcándose en un ballenero vasco, en el que conoce a Azerwan, un fascinante hombre que se define como contador de leyendas y con quien compartirá en África un prometedor negocio de venta de sal. La venganza le hace escapar de nuevo, esta vez con una mujer, Ubayda, y un extraordinario halcón, Aylal, en busca de su verdadero destino: aprender el arte de las vidrieras. 

Una novela épica y de aventuras que se desarrolla en escenarios tan dispares como el desértico norte de África, la inexplorada Terranova y algunas de las más pujantes ciudades europeas de la época (Brujas, Lovaina o Burgos) y sus catedrales, en un tiempo en el cual sus viejas paredes se fueron abriendo para convertirse en auténticos sagrarios de cristal, ante los cuales los fieles creían sentirse a los pies de las ventanas del cielo.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Booket
736
978-84-08-18678
Valoración CDL
3
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3
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El protagonista es Hugo de Covarrubias, hijo de un importante tratante de lana merina, el oro blanco, gran riqueza de la España de entonces, que exportaba a los Países Bajos. Hay varios escenarios, como estos mencionados, e incluso otros sorprendentes como Terranova y la pesca de la ballena, o el desierto de Túnez donde se extrae la sal verdadero oro de cristal. En todos ellos Hugo tendrá aventuras, bastante penosas tantas veces, y conocerá a su buen amigo tunecino Azewan  y a Ubayda, el gran amor de éste. Más tarde recalará en Brujas acompañado de Ubayda, pues ha muerto el amigo sabio. En Bélgica Hugo descubrirá su talento para el dibujo de vidrieras llegando a ser maestro vidriero con buenas ayudas. Y desde Burgos, su patria, les encargarán las vidrieras de la Cartuja de Miraflores, que entonces se levanta con diseño de Simón de Colonia, a la vez que avanza la famosa Catedral. 

El autor parte de una visión positiva de la vida cristiana y de la Iglesia, cosa que no se aprecia en otras novelas históricas, pues tienden a teñir de negro, -leyendas negras de la Iglesia- todo lo católico, y juzgando unos tiempos desde la sesgada óptica del laicismo actual. Finalmente, esta novela tiene ritmo, varios escenarios, aventuras y amores. Tiene también algunas escenas claramente sensuales, aunque no se deleita en descripciones sexuales detalladas como hacen otros. Algunos episodios parecen algo increíbles, y tiene un final previsible y feliz, cosa que no siempre está presente en las aventuras noveladas.

Solamente añadiré algo meramente formal, y es que la novela no tiene índice, y los capítulos sólo tienen número pero no título. Es una moda de las novelas actuales, que indice quizá comodidad del autor y una dificultad para los lectores. Esto debe corregirse por parte de ellos y de las editoriales. 

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