Lo divino y lo humano en el Universo de Stephen Hawking, retoma, veinte años después de la edición de Historia del tiempo, la más famosa obra del físico, el debate sobre las relaciones entre ciencia y fe, ilustrando lo infundado de muchos prejuicios. El propio Hawking, consideraba que una de las más importantes consecuencias de su tesis era la casi eliminación de Dios en cuanto Creador.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2008 | Cristiandad |
314 |
978-84-7057-536-5 |
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Soler Gil nos ofrece un estudio interesantísimo sobre una de las cosmologías físicas que están, en la actualidad en el candelero. Se trata de un libro que cuida con esmero el rigor científico, a la vez que está escrito con un leguaje asequible: muy recomendable para todos aquellos que estén interesados en seguir el desarrollo de los avances de la física actual.
El autor comienza exponiendo en líneas generales la cosmología de Hartle y Hawking cuestionando su validez real; de hecho esta cosmología no ha obtenido hasta ahora confirmación empírica y, en opinión de Soler Gil es muy posible que nunca la tenga.
Se ha especulado sobre dicha cosmología considerándola únicamente como una herramienta de cálculo sin significado ontológico, es decir interpretada de manera realista. Incluye en la función de onda del universo una magnitud temporal imaginaria, con la que no hay manera de proporcionar una interpretación realista del tiempo imaginario: Hawking no lo aclara.
Una vez que Soler Gil ha presentado, en líneas generales, la cosmología, y cuestionado la posibilidad de que en un futuro dicha cosmología tenga confirmación empírica, aborda el tema del libro: las consecuencias del modelo cosmológico de Hartle y Hawking con relación a la teología natural. Hawking no aclara su postura con relación a la existencia de Dios. Parece, de lo que se deduce de la lectura de su obra “Historia del tiempo”, que la cosmología presentada en esa obra constituye un paso más en el supuesto proceso de “desmitificación” o eliminación de Dios.
Sin embargo, Soler Gil considera que el balance es claramente positivo para la teología natural: la cosmología de Hawking, en la que se propone un universo sin “fronteras”, no supone ningún paso adelante en el proceso de eliminación de Dios o “desmitificación” de la realidad. De confirmarse empíricamente, este modelo debería integrarse más bien como un paso adelante en la comprensión del universo como creación.
Es más, en opinión del autor, se ven reforzados el argumento de racionalidad y el que parte de la objetualidad del universo, en el contexto de un universo sin fronteras. Por tanto, pese a la ambigüedad con que se expresa Hawking con relación a la existencia de Dios, Soler Gil considera que Hawking no tendría ningún reparo en reconocer el papel de Dios como “donante” de la existencia.
Con relación al lugar que ocupa el hombre en la cosmología de Hartle y Hawking, Soler Gil desarrolla un estudio más detallado sobre la concepción del tiempo en dicha cosmología y si es compatible con la percepción común que se tiene de él. La conclusión a que llega el autor es que el tiempo tal y como lo concibe Hawking es incompatible con el ser humano, por lo que concluye que, en su cosmología, no hay lugar para el hombre.