Francesca es una norteamericana nacida en Nápoles (Italia), que al final de la Segunda Guerra Mundial contrajo matrimonio con el soldado Richard Johnson, de las fuerzas americanas de ocupación en Europa. El matrimonio reside en Iowa, donde crían ganado, pero como dice Francesca refiriéndose al ambiente en el que transcurre su vida: “No es lo que yo soñaba de jovencita”. La novela fue best-seller en los Estados Unidos y llevada al cine con Clint Eastwood y Meryl Streep en los papeles principales
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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1995 | Ediciones B |
209 |
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"Los puentes de Madison" es lo que antes se llamaba una novela "romántica". No tiene grandes valores literarios pero el autor sabe manejar su material, como el título sugerente y los personajes. Al final de la Segunda Guerra Mundial Francesca se encuentra en Nápoles con veinticinco años y todos los jóvenes que trataba antes de la guerra han muerto, están heridos o prisioneros. En consecuencia acepta la propuesta de matrimonio del soldado Richard Johnson, procedente del medio oeste rural de los Estados Unidos. "Nuestro matrimonio es una sociedad mercantil, por decirlo así" –explica Francesca al fotógrafo Robert Kincaid, que está haciendo un reportaje en las proximidades de la granja de los Johnson. El objeto de esta sociedad matrimonial y mercantil es la cría de ganado. Richard Johnson es ante todo un granjero: serio, conservador, respetuoso con Francesca, buen padre y vecino, pero también misógino y sin imaginación. No quiere que su mujer trabaje, le molesta que fume y cada 31 de diciembre el matrimonio acude al Centro Social del Condado a tomar unas copas, bailar y despedirse hasta dentro de un año. Antes de morir Richard le dirá a Francesca: "Sé que tú tuviste tus propios sueños. Lamento no haber podido dártelos". La novela contrapone el amor "sociedad mercantil" con el amor pasional que despierta en ella el fotógrafo Kincaid. Francesca afirma, en una carta póstuma dirigida a sus hijos, que de no ser por aquellos cuatro días de amor intenso con el fotógrafo y el poso que estos dejaron en su corazón, no hubiera podido resistir mucho tiempo la vida de la granja. Por nuestra parte diremos que matrimonios como el de Richard y Francesca han construido la sociedad humana, y que en un momento en el que el divorcio se ha extendido como una plaga, muchos hombres, mujeres y niños desearían tener un ambiente familiar económica y afectivamente estable, sin grandes emociones pero sin tropiezos. La novela nos advierte sobre el riesgo que supone el matrimonio cuando los cónyuges tienen orígenes culturales tan distintos como la bahía de Nápoles y el medio oeste americano. Es el caso entre nosotros de las mujeres que contraen matrimonio con hombres procedentes del mundo islámico o viceversa. El que renuncia a su país y a su cultura siempre guarda una gota de nostalgia en el fondo del corazón. Por último señalar que ha habido mujeres y hombres que han sabido abrir un hueco para sí mismos y sus intereses en un ambiente tan rutinario y conservador como el que se dibuja en la novela. El autor acude al subterfugio de presentar como una historia real lo que es ficción. Una cualidad de la novela es el manejo del tiempo: en doscientas páginas, con breves pinceladas o elementos simbólicos el autor nos proporciona los rasgos fundamentales de las vidas de sus personajes. En tiempos se decía que este tipo de novelas "llenaban de pájaros" la cabeza de las jovencitas; puede ser y en este caso también encontramos una justificación del adulterio.