“¿Quién era Chema? ¿Cómo es posible que su muerte afectara en lo más profundo a multitud de personas, y que tuviera semejante repercusión en los medios de comunicación? Chema no era famoso, no había estudiado una carrera ni había destacado por ninguno de los temas que hoy “se llevan”: no era rico ni guaperas, ni deportista de élite ni cantante de moda, ni héroe destacado en alguna hazaña social, ni diseñador afamado. ¿Por qué más de 6.000 personas acudieron a su funeral? ¿A quién le cabe en la cabeza que entre los funerales de Madrid y Barcelona y el velatorio se repartieran diez mil rosarios a modo de recordatorio?”
Chema es el séptimo hijo de una familia de catorce hermanos. Padre de dieciocho hijos (los Postigo-Pich). El 23 de febrero de 2017 le diagnostican un cáncer y unos días más tarde fallece dejando tras de sí una historia maravillosa de amor y de entrega.
Su hermano Miguel no pudo despedirse de él. Por eso le escribe esta carta, a corazón abierto, recordando la vida de ambos y de la familia y agradeciéndole todo lo que ha hecho por los hermanos…
La lectura de este libro hará inevitable que nos replanteemos aspectos de nuestra propia vida.
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Emocionada carta de Miguel
Emocionada carta de Miguel Postigo a su hermano Chema, fallecido el 6 de marzo de 2017 de un cáncer fulminante, en la que resalta de un modo elocuente y gráfico las virtudes de su hermano, empresario y conocido padre de una familia de dieciocho hijos con su mujer Rosa Pich.
El testimonio de la vida profundamente cristiana, plena de sentido, muy feliz, en medio de duras contradicciones profesionales y familiares, y el modo sencillo y cercano de contarlo anima al lector a adentrarse por ese camino de servicio a los demás, de alegría en la abnegación, que sólo se puede llevar a cabo con la ayuda de Dios y de los demás, con una unión con Cristo deseada y buscada continuamente, como la procuró Josemaría Postigo, secundando la llamada de Dios a santificarse en el trabajo profesional y en la vida familiar, según el espíritu de san Josemaría Escrivá de Balaguer, como supernumerario del Opus Dei.
El libro comienza con la historia del crecimiento en el tiempo de una familia de catorce hermanos, de la que Chema era el séptimo y Miguel el octavo, si no he leído mal, llena de ilusionados esfuerzos, de historias gozosas y dolorosas… Y, de fondo, los padres de esa familia, con un capítulo particular dedicado a Julita, la madre de la familia, sobre la que Miguel redacta un texto al final, como broche que cierra esta historia, a la vez hermosa y dramática, como todas las historias que merecen la pena ser vividas.
Y el núcleo central del libro lo ocupa el diálogo, que convierte en una oración a Dios, del autor con su hermano Chema, ya fallecido, y el relato de todo lo que fue su vida. Desfilan por él los testimonios de sus muchos amigos, personas que se sintieron removidas por su ejemplo, amistad y oración; su trabajo para la difusión de la Orientación Familiar por el mundo; su acogedora vida familiar de padre ejemplar y educador, junto con su mujer, Rosa, de una familia que manifiesta la belleza del plan creador de Dios sobre esta institución tan necesaria para mejorar el mundo en la hora sombría y luminosa que nos ha tocado vivir.
Las opiniones vertidas en el
Las opiniones vertidas en el libro por el hermano del biografiado podrían resultar siempre sospechosas de piedad fraterna. Al fin y al cabo no hay referencias objetivas, podría decirse. Pero sí hay referencias objetivas: por sus obras los conoceréis. Dieciocho hijos no se tienen por entretenimiento, y en un hombre inmensamente rico todavía podría pensarse en el deseo de tener una familia poderosa. Pero Chema nunca nadó en la abundancia, más bien anduvo con lo justo o menos, y eso sí parece un dato objetivo, no dudoso. Y a pesar de ser un empresario a quien a veces las cosas les salieron bien y otras mal, él tuvo una familia muy numerosa, numerosos amigos -el funeral en Barcelona es referencia objetiva-, se preocupó por las personas necesitadas, acogiéndolas en su casa y dedicó mucho del tiempo escaso del que disponía a dar charlas por todo el mundo para ayudar a los matrimonios y a las familias. Por lo tanto, quitando todo lo que pueda haber de afecto fraterno -tiene todo el derecho-, queda, en todo caso una imagen nítida de un hombre admirable, ejemplar, sorprendente.
Merece la pena, por lo tanto, leer este libro, poco habitual por la afinidad del autor y por la temática. Es sorprendente y atrayente, lo que no quita que sea demasiado reiterativo y que pueden sobrarle al menos 50 o 60 páginas -atribuibles, sin duda, al fervor fraterno- y aspectos un tanto llamativos como que el autor imagine como sería la oración de su hermano y lo explaye en varias páginas.
Sin duda muy recomendable, a pesar de los defectos de forma que puedan encontrarse.
El libro se compone de varios
El libro se compone de varios documentos: a) El primero y más importante la historia de la familia Postigo Gómez. Pablo Postigo y Julita Gómez tuvieron catorce hijos de los que Chema fue el séptimo y Miguel -el autor del libro- el octavo. b) Una carta de Miguel a Chema con motivo de su fallecimiento: La carta que no llegué a escribirte en vida. c) Una breve reseña sobre Julita, la madre, y d) Un Epílogo. Son textos no totalmente sistematizados entre si, lo cual puede descolocar al lector.
Sobre las familias numerosas: Si Pablo Postigo y Julita tuvieron catorce hijos, Chema y su esposa, Rosa Pich, tuvieron dieciocho. Por su parte, don Rafael Pich, padre de Rosa, había tenido dieciseis. Por lo tanto, la primera cuestión que plantea el libro es el valor de la familia y especialmente de las familias numerosas.
Sobre las dificultades: La segunda cuestión que plantea la historia de los Postigo es la lucha por la supervivencia económica. Tanto Pablo como su hijo Chema fueron empresarios y se arruinaron por causas ajenas a ellos mismos. Aquí nos encontramos con uno de los "misterios" de este libro: ¿Por qué Dios "regatea" su generosidad con personas que han sido generosas en su vida profesional, familiar y religiosa? En el caso de Chema, a las dificultades económicas habrá que unir las enfermedades y haber tenido que abandonar sus estudios a los dieciocho años para hacerse cargo de la familia. Luego, ya casado, perderá a tres de sus hijos, dos de ellos nada más nacer.
El misterio del mal: Uno de los aspectos que más impresionan de esta obra es el momento en el que Pablo Postigo Pascual abandona a su esposa y a sus catorce hijos, el más pequeño de cinco años. "Es evidente -escribe Miguel- que nuestro padre, con la lucha tremenda que había soportado en la vida se trastornó de pies a cabeza". Un nuevo misterio de dolor y perdón por parte de Julita y de sus hijos, que nunca hablarán mal de Pablo y le seguirán queriendo. Poco después el empresario fallecería de un infarto.
¿Cuál es la respuesta de Chema ante las dificultades? No perder de vista lo más importante y no rendirse. Para Chema lo más importante es Dios, lo segundo su familia y lo tercero los amigos. En los momentos de crisis, tanto Chema como su madre no abandonarán su compromiso con Dios, vivido a través del Opus Dei.
En este contexto difícil, Chema se casa con Rosa Pich y el matrimonio se instala en Barcelona. Rafael Pich, padre de Rosa, es dirigente del movimiento familiar FERT, integrado en la IFFD (Federación Internacional para el Desarrollo Familiar). Rosa y Chema, además de trabajar y sacar adelante a sus hijos, se involucran en el movimiento familiar. Esto les lleva a viajar por todo el mundo asistiendo a Congresos y promoviendo los Cursos de Orientación Familiar. También reciben en Barcelona a multitud de amigos a los que facilitan su estancia en la ciudad. Señala el autor que Chema tenía en su agenda cuando murió ¡4.000 contactos!
El último detalle que vamos a destacar del libro es el amor en el seno de la familia. Los hermanos Postigo Gómez y sus familias se reúnen todos los años en Madrid para pasar la Navidad junto a su madre. Los Postigo-Pich se reparten por las casas de sus tíos, pero llega un momento en el que ni siquiera por ese procedimiento pueden juntarse; son más de setenta personas de tres generaciones. Deciden entonces alquilar una granja-escuela en Guadalajara, para pasar juntos los últimos días del año.
Muerte de Chema: Chema falleció el 6 de marzo de 2017, a los 56 años de edad. Pocos días antes se le había diagnosticado un cáncer de hígado con metástasis, y tuvo tiempo de despedirse, uno a uno, de los quince hijos que tenía en la tierra en ese momento. He tratado de sistematizar algo el contenido de este libro, que por otra parte es breve; pero en él hay más, mucho más, que el lector tendrá que descubrir por si mismo. Por su parte la esposa de Chema, Rosa Pich-Aguilera, es autora del libro "Cómo ser feliz con 1, 2, 3... hijos", en el que narra su experiencia familiar, y que ha tenido una gran aceptación.