Al hilo de algunas lecturas que le han impresionado notablemente, el autor nos cuenta alguas de sus vivencias como estudiante universitario, sacerdote, etc., salpicadas de inteligentes comentarios filosóficos y teológicos.
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Al leer las reseñas y recomendaciones que se han hecho de este libro en cdl me quedo un poco cortado; no me gusta hacer una reseña negativa de un libro que otros juzgan excelente, pero yo no lo veo así. Lo más notable del libro de Hilario Mendo es la técnica que utiliza: el autor va mezclando datos biográficos con referencias a los libros que ha leído y diversas consideraciones. Me gustaría poder utilizar el término "reflexiones" pero no es así. El autor imparte enseñanzas, catequesis –es sacerdote- relacionándolas con sus lecturas, con los Santos Evangelios, con san Agustín, san Pablo o santa Teresa de Ávila, por citar unos pocos autores cristianos; hay muchos más. Los pensamientos van hilados, enganchándose unos a otros como las cerezas; es decir, no se trata de un libro sistemático. Hilario Mendo utiliza como criterio de orden los distintos periodos de su vida: estudiante, profesional y sacerdote, pero ni siquiera es riguroso al seguir este criterio ya que los sucesos que narra viajan adelante y atrás en el tiempo. Los libros son apenas un motivo, un telón de fondo, ya que el autor no profundiza demasiado en ellos ni podría hacerlo, ya que son demasiado heterogéneos; quizá resulte más interesante lo que dice de sus autores. Esto no quiere decir que no haya anécdotas estupendas y un valioso consejo que el autor recibió una vez de un profesor italiano: "No seas tan tajante al exponer tus opiniones". Un buen consejo para un español y que me gustaría saber aplicar a esta reseña. En todo caso queda claro que a Mendo le gusta la novela moderna y que recomienda no abandonar la lectura, no prescindir de ella. Dicen que "todo está en los libros" y probablemente es cierto. El problema está en que si no sabemos lo que buscamos no lo podemos encontrar. El autor sabe lo que busca: en primer lugar a Dios y a su hijo Jesucristo, por eso aconseja hacer todos los días un poco de lectura de los Santos Evangelios, después el bien de los hombres, nuestros hermanos, y, por último, la belleza y las enseñanzas que encontramos en los libros. Con estos fines no podemos estar en desacuerdo.
Ficción y realidad, pasión por la literatura y la vida misma desfilan por estas páginas que retratan al autor como un hombre atento a las inquietudes de nuestro tiempo, que afectan más a los jóvenes. Este libro ofrece una colección de comentarios sobre novelas excelentes de las últimas décadas, reunidos en cuatro períodos y lugares entre Andalucía y Madrid. Desfilan autores como C. Magris, M. Delibes, R.Ford y también C.S.Lewis, M.Proust, I. Disenen, etc. Podemos descubrir que leer es una buena escuela para pensar con sentido crítico, es un diálogo iluminador con amigos, y siempre un placer que ayuda a conocerse mejor.
Al hilo de algunas lecturas que le han impresionado notablemente, el autor repasa algunos momentos de su vida desde los años sesenta hasta el año 2000. Un libro original y sugerente. Por un lado, las referencias a obras y autores, con críticas inteligentes, junto con anécdotas que dan amenidad al libro y citas enriquecedoras; y, por otro, los comentarios del autor (sacerdote, doctor en derecho y teólogo) sobre cuestiones variadas y de gran actualidad, que muestran la belleza del cristianismo y dan argumentos para explicarlo de un modo atractivo en los momentos actuales. Excelente libro.