En Nadie vale más que otro, Lorenzo Silva nos convierte de nuevo en testigos privilegiados de las pesquisas de los célebres Chamorro y Bevilaqua pero en esta ocasión el lector tendrá la oportunidad de adentrarse en cuatro de los casos de estos investigadores. El asesinato de una mujer en el que todas las sospechas recaen en un marido con un largo historial de malos tratos, la violación y la muerte de una niña, el hallazgo del cadáver de un delicuente común donde todo parece indicar que se trata de un ajuste de cuentas y el crimen contra un inmigrante en un pequeño pueblo son los cuatro asuntos que tienen como nexo, además de suceder todos en periodos estivales, el hecho de ser crímenes tan cotidianos como lo que se leen a diario en los periódicos, alejados de la extravagancia y de la sofisticación y, en consecuencia, tan reales como la vida, o la muerte, misma.
Comentarios
Precisamente estimo y considero que uno de los atractivos -sino el mayor- de las novelas de Bevilacqua es el uso del lenguaje corriente. Nada retórico. El segundo reside en el pensamiento moralizante del investigador. No estoy muy convencido de que el lenguaje sea soez; o por en todo caso mucho menos del que utilizan otros personajes literarios. Suelo valorar poco los cuentos cortos, pero estos de Silva me han gustado mucho.
Los cuatro relatos no son lo más representativo de Silva, pero de todas maneras creo que ayudan a comprender al autor. No estoy de acuerdo que el sargento Vila y la Cabo Chamorro sean personajes superficiales, ni que se puede calificar de cínico a Vila. Si se lee a Silva como novelista policíaco sí se puede llegar a esa conclusión, pero a la hora de reflejar el ambiente actual, los valores y contravalores creo que aporta y que ayuda a comprender a la gente y a la sociedad actual. Por desgracia el lenguaje, como se dice en otra reseña, es soez, pero lo más triste es que responde bastante a lo que nos rodea. Otra cosa es que haya que reflejarlo o no en las novelas, pero ahí está, oigamos a la calle y eso es lo que nos encontramos.
Estos relatos de Lorenzo Silva están bien escritos y se leen con facilidad. Creo que el gran peligro que tiene este tipo de novela, en este momento, es que se pueda comparar con los de Mankell, y entonces quedan muy por debajo. Curiosamente los protagonistas de las dos series tienen bastante en común -separados o divorciados, tienen una compañera de trabajo, etc.- pero la profundidad psicológica del relato del autor sueco es muy distinta. Por otra parte el lenguaje basto de los policías españoles contrasta con los policías suecos. O, quizá hay que decir, contrasta la manía de los escritores españoles de meter basura, con la forma de escribir de otros autores no españoles. Tambíen por eso las novelas de Mankell se hacen más agradables. La ventaja, para nosotros españoles, es que Silva nos describe unos cuantos aspectos de la sociedad española que son interesantes.
Creo que el tono de los relatos, sobre todo uno, es innecesariamente soez. Las blasfemias y vulgaridades los hacen poco agradables e incluso, pienso yo, poco recomendables.