Historia de Cataluña y de su Derecho. El pactismo catalán. Derecho consuetudinario versus legislación estatal. Positivismo jurídico, la Escuela histórica del Derecho, Derecho Romano y Derecho cristiano. Democracia liberal y orgánica.
Nacido en Barcelona en 1917 y Notario de profesión, Juan Vallet de Goytisolo hace un despliegue de erudición sobre la historia de Cataluña y su régimen jurídico-político
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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1989 | Fundación Caixa Barcelona |
321 |
84.505.8819.7 |
Subtítulo: Religación, interacción y dialéctica en su historia y su derecho. |
2004 | Marcial Pons |
84.976.8414.1 |
Edición en lengua catalana. |
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Cataluña aparece en la
Cataluña aparece en la historia como una serie de condados pirenáicos en la fontera del Imperio Carolingio. Su caracter fragmentario y alejado del centro de poder de los francos hizo que los condes de Barcelona aglutinasen el territorio y se considerasen soberanos. El Derecho de Cataluña aparece alrededor del siglo XI y es un derecho consuetudinario y pactado entre el pueblo y sus príncipes. Los órganos representativos y de gobierno del Principado integran a todas las clases sociales: los hombres buenos procedentes de familias distinguidas, los representantes de villas y ciudades y los elegidos por comerciantes y artesanos. Una estructura -a decir de varios autores- máximamente democrática y favorecedora de las libertades.
Es inevitable pensar que una estructura política de tipo medieval se deteriorase con el paso de los siglos y en la medida en que Cataluña se integraba en unidades políticas superiores; primero en la Corona de Aragón y después en el Reino de España. Como parte de la Corona de Aragón Cataluña se extendió por el Mediterraneo, no obstante terminó enfrentándose con el rey Juan II y ofreció la corona del Principado a Enrique IV de Castilla, a Pedro de Portugal y al Conde de Provenza. Ninguno de ellos la aceptó. La guerra contra el monarca aragonés se mantuvo desde 1462 hasta 1472 y empobreció a Cataluña. Los comerciantes de Barcelona se trasladaron a Valencia o a Nápoles.
Durante la Guerra de los treinta años, que enfrentó a Francia y España, los catalanes se opusieron a Felipe IV, asesinaron al Virrey y, después de dudar si proclamarían una República, ofrecieron la corona a Luís XIII de Francia que ocupó el territorio. Los franceses se mantuvieron en Cataluña durante trece años, pero al retirarse se quedaron con el Rosellón y la mitad norte de la Cerdaña que anteriomente pertenecían al Principado. El rey español no tomó represalias contra los súbditos insurrectos y mantuvo el mismo régimen político pactado con Cataluña.
Igualmente ocurrió a la muerte de Carlos II, último rey de la dinastía de los Habsburgo. Este había designado como sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luís XVI, pero la Corona de Aragón alcanzó un acuerdo con los ingleses para proclamar rey al infante Carlos de Habsburgo, nieto del Emperador austríaco. Este ocupó Cataluña entre 1704 y 1713 con el auxilio de tropas inglesas y holandesas. Al firmarse la paz de Utrech entre las potencias europeas, el infante Carlos abandonó Barcelona pero los ingleses conservaron la isla de Menorca. Felipe V conquistó Barcelona y dictó los Decretos de Nueva Planta que privaban a la Corona de Aragón de muchos de sus privilegios. Posteriormente España recuperaría la isla mediterránea.
De cada una de las crisis Cataluña saldría perjudicada territorial o políticamente. Vallet de Goytisolo cita el seny o sentido práctico del pueblo catalán, pero también la rauxa, reacción airada sin medir las posibles consecuencias. El autor avanza en la historia hasta la Revolución francesa, las guerras napoleónicas, las Cortes de Cadiz, las guerras carlistas o el proceso de codificación del Derecho civil, situaciones en las que los catalanes se enfrentaron entre sí o con el resto de los españoles.
Vallet de Goytisolo relata los hechos pero no extrae conclusiones. Próximo al tradicionalismo, el autor critica la democracia liberal en la que la representación está mediatizada por los partidos políticos y propugna para España una especie de Estado corporativo con representación de las entidades intermedias: regiones, familias y sindicatos. No es que el autor tenga razón o carezca de ella, el problema está en que publicado el libro en 1989 y recién salido el país del régimen franquista, la tesis corporativa es para echarse las manos a la cabeza.
El libro está bien como relato histórico y jurídico sobre Cataluña.