Remedios para el desamor

La Unión Europea está preocupada por la escasa duración de los matrimonios contraídos en su ámbito, y dentro de ese ámbito también está España. Pronto el número de divorcios igualará al de matrimonios, de forma que esta antigua institución lleva camino de convertirse en una fórmula temporal de convivencia. Inmediatamente se plantean dos preguntas: ¿A qué se debe esto? y ¿qué medios se están poniendo para evitarlo, si es que conviene evitarlo? Enrique Rojas se esfuerza por responder a la primera pregunta. Empieza considerando qué es el amor y cuál es el objetivo de la vida humana, para concluir que es el amor el que da sentido a la vida. Esta primera parte tiene bastante de teoría y el lector no debe desanimarse por ello sino continuar la lectura (también puede prescindir de los capítulos I y II). En una sociedad materializada es difícil aceptar que algo espiritual como es el amor constituya el fin último de la existencia. El autor realiza una disección del amor entre hombre y mujer, desde la primera atracción y el enamoramiento hasta las dificultades de la convivencia y la decepción por la ruptura. Se extiende en explicar lo que es el matrimonio y cuáles son sus pilares: el conocimiento propio, el conocimiento del cónyuge y la disposición de ambos a abrirse a las necesidades del otro mediante el respeto mutuo y un amor benevolente, que disimula los defectos y busca proporcionar felicidad. El amor tiene, al menos, tres estadios: sentimiento, voluntad y un proyecto compartido. En la primera fase el sentimiento lo llena todo. Hay que tener, sin embargo, la frialdad suficiente para discernir sobre si la elección es correcta, de modo que cuando desaparezca el sentimiento se mantengan una voluntad y un proyecto comunes. Muchas parejas se acercan al matrimonio con una “frágil filosofía de la vida” en la que no figuran las palabras sacrificio, responsabilidad y lealtad. Esta fragilidad es compatible con que los cónyuges se comporten de manera distinta en su vida profesional en la que son responsables y capaces de todos los sacrificios para conseguir sus objetivos. Hay dos razones para ello. La primera que el dinero, el poder y la posición social proporcionan una gratificación inmediata, en tanto que el amor sólo se valora cuando falta. La segunda es que han dedicado gran parte de su vida a prepararse para el trabajo profesional, en tanto que acceden al matrimonio atraídos por la fascinación pasajera del enamoramiento y del sexo, y cargados con todo tipo de teorías confusas y utilitarias sobre el vínculo conyugal. En el libro de Enrique Rojas está todo y paulatinamente se van concretando los problemas y sus remedios. No es un libro para una lectura rápida, sino para insistir aquí y allá buscando pequeños consejos impagables, análisis certeros. Tampoco es un libro para leer en lo más agudo de la crisis matrimonial, sino nada más empezar la convivencia e incluso antes del matrimonio. También es adecuado para los cursos de preparación matrimonial. Enrique Rojas es psiquiatra, pero pese a ello no se trata de un libro “científico”, sino de un depósito de sentido común y de experiencia puestos al alcance de todos. Es muy sintomático del individualismo actual que Enrique Rojas haya vendido miles de ejemplares de su libro “Adiós a la depresión” y que este excelente librito sobre amor, desamor y convivencia haya pasado prácticamente desapercibido.