En Resucitar, escrita con el inconfundible estilo fragmentario y en ocasiones aforístico que caracteriza a Bobin, todas las páginas orbitan en torno a un asunto central que sustenta la obra: la muerte del padre, después de haber padecido la enfermedad de Alzheimer. Una muerte que, lejos de significar el sinsentido o la pérdida irreparable, lleva al autor a la confianza serena en otra vida que ya se empieza a degustar en esta. La protagonista no es la muerte, sino su derrota. Todo el libro rezuma celebración, encantamiento, gratitud.
Durante un año, estuve visitando a mi padre en la casa en que su memoria fue retrocediendo como el vaho en un cristal al darle el sol. No siempre me reconocía, y tampoco era eso algo importante. Yo sí sabía que él era mi padre. Él podía permitirse olvidarlo. A veces hay un vínculo tan profundo entre dos personas que sigue vivo aun cuando una de las dos ya no pueda verlo.
Hoy, mi padre, recientemente desaparecido, ha estado todo el tiempo a mi lado. Lo mismo que yo, no ha hecho nada en todo el día. Sonreía, eso es todo.
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Pensamientos y reflexiones
Pensamientos y reflexiones sobre la vida y la muerte, tras la pérdida de un ser querido. El autor C. Bobin, desde su retiro en el bosque de Le Creusot (vecino de Dios y de los pájaros que pululan por sus libros), envuelve al lector con una maravillosa prosa poética para destacar los temas que más le preocupan en el momento presente. Siguiendo con su característico y peculiar estilo fragmentario, plantea su obra quizá en forma de diario o quizá como diálogo permanente con sus lectores: porque el escritor es como una tórtola que “echa a volar bruscamente, como sorprendida por un pensamiento tan bello que tiene que ir a contárselo a su amigo” (p. 90).
En esta obra, escrita tras la muerte su padre, el autor rememora fragmentos de su vida, de su infancia, de sus recuerdos más personales, para hablar de eternidad: desde sus visitas gozosas al cementerio en busca de un ser querido, a las visiones trascendentes que muestra la naturaleza y que duran tan solo un instante. Así, en el relato tienen un papel estelar las descripciones de los elementos naturales: breves escenas metafóricas con preciosos protagonistas (gorriones, tórtolas, petirrojos, tilos, rosas y jacintos).
Con un lenguaje preciso y deslumbrante, Bobin acude continuamente a magníficos y luminosos sustantivos (inocencia, bondad, gracia, santidad, eternidad) que finalmente consiguen llevar la paz y la esperanza al corazón humano.
Aforismos y pensamientos a
Aforismos y pensamientos a los que no tiene acostumbrados Bobin. Después de leer, hace ya unos años, “Autorretrato con radiador”, que fue mi descubrimiento de este autor, ahora he vuelto a disfrutar con sus ocurrencias, con su visión de las cosas. Es un visionario, pero en el sentido de hombre que mira, se fija, ve más allá de la realidad más física, y sabe interpretar lúcidamente las circunstancias variables de las cosas más normalitas. Con sentido crítico y algo ácido, puede dar una impresión un tanto pesimista, pero lo más llamativo a lo largo de sus líneas es una visión trascendente, esperanzada.
Leer a Bobin es llenarse de
Leer a Bobin es llenarse de ganas de vivir, descubrir el asombro de lo cotidiano, la belleza de la creación, de las personas normales y honestas, y mirar con ironía algunos aspectos de las costumbre en boga: consumismo, vanidad, superficialidad... Incluso la distancia entre la vida y la muerte se acorta y difumina con su visión optimista y trascendente, que no ingenua.
Es una obra literaria
Es una obra literaria sobresaliente, con aforismos llenos de sugerencias y profundidades. Cuenta sus impresiones y vivencias de lo ordinario y también algunos recuerdos de su padre fallecido hacía poco.