Revolución

En 1911, Porfirio Díaz llevaba treinta años en la Presidencia de México cuando, en el norte del país, Francisco Madero y los antirreeleccionistas se alzaron en armas contra él. En el ejército de Madero militaba el coronel Francisco Villa, Pancho Villa, antiguo bandolero a cuya unidad se adscribió el ingeniero español Martín Garret atraído por la lucha.

La guerra terminará, años más tarde, con el enfrentamiento entre Villa y el que había sido su superior, Venustiano Carranza. En la lucha, Villa representa la revolución campesina y Carranza la estabilidad en el Gobierno y los negocios.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2024 Debolsillo
459
978-84-663-7152-0

Edición de bolsillo, original de 2022.

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El ingeniero español Martín Garret está empleado en unas minas del norte de México, cuando se ve envuelto en el levantamiento de los partidarios de Francisco Madero. Ni siquiere tiene clara la razón, pero atraído por la lucha se incorpora al ejército de Pancho Villa. Se ha dicho que es la mejor novela de Pérez-Reverte, en la que el autor combina el ambiente de las sublevaciones de principios del siglo XX, el carácter fatalista de los mexicanos, el sentido o sinsentido de las revoluciones y una gotas de enamoramiento, que, a la postre, salvarán la vida del español.

Parece que en México, hace un siglo, había grandes diferencias sociales heredadas de la época colonial y que en su base se encontraba el campesinado. El alzamiento de Villa tiene mucho que ver con la reivindicación de estos contra los propietarios de las tierras o de las minas en las que trabajan. Villa, en su momento un campesino iletrado, hace suya la idea de una revolución que exige la muerte de tantos: "Así es la revolución -comenta- . Se hace matando... Y solo con muertes y más muertes progresa la causa del pueblo. En llegada la hora, igual que matas hay que saber morirse" (pág.348).

En realidad, lo que los insurgentes denominan revolución, frecuentemente no son más que enfrentamientos entre los generales que cambian fácilmente de bando; es el caso de Orozco, Huerta o Carranza, que se habían contado entre los rebeldes y después combatirán contra Madero y contra Villa. Al final, los que mueren no son los políticos, los ricos propietarios o los generales, que terminarán exiliándose, sino los campesinos y los soldados del Gobierno que perciben un sueldo por luchar y morir.

Pérez-Reverte reproduce el habla de los combatientes, su modo de vivir, su fatalismo y el hecho de valorar sobre todo la valentía que califican como ser puro macho o mero macho. El mero lo utilizan mucho, también incorporan en determinados vocablos una a inicial que no corresponde, por ejemplo dicen afusilar, aprevenido, aluego o afigúrese; sin embargo, otras expresiones mexicanas nos resultan conocidas, como el orita mesmo por ahora mismo. Resulta un modo de hablar que resulta agradable y simpático para el lector.

Los insurgentes van a la guerra acompañados del sus soldaderas, mujeres que atienden a sus compañeros, se ocupan de la comida y en ocasiones llevan una criatura a las espaldas envuelta en un sarape o velo; las soldaderas también van armadas. Los combatientes no piensan en el mañana -si acaso en que la revolución les proporcione un ranchito con unas reses- sino en el presente y en un combate en el que saben que pueden morir. En ocasiones, el autor apunta un sentimiento de irrealidad, que evoca las novelas de Juan Rulfo, Pedro Páramo y El llano en llamas.

En un momento, Martín Garret espeta al capitán Jacinto Córdova, que le había desafiado a un duelo: "Está usted loco", "No -contesta Córdova- solo soy mexicano" (pág.241). Martin califica a México como "un perpetuo sobresalto" (pág.375), en el que los intereses económicos también juegan un papel. Igualmente intervienen los Estados Unidos, como reconoce la periodista norteamericana Diana Palmer una vez que se encuentra en Madrid: "Aquel país está maldito y parte de la culpa la tenemos los norteamericanos" (pág.457). Los Estados Unidos también supondrán un refugio para los insurgentes cuando sean derrotados.

Una novela interesante de la que hay que destacar los aspectos bélicos y, quizás, el carácter del pueblo mexicano a comienzos del siglo XX. Para todo tipo de lectores.