Sin raíces

Está retrocediendo demográficamente y tiene dificultades para competir en los mercados globales. Convocada a votar por su Parlamento, no acude a las urnas. Y, llamada a definir su identidad, se niega a explicitar sus raíces culturales y religiosas.
Parece Babilonia, pero es la Europa de hoy. La que predica la idea relativista de que no existen valores universales, ni siquiera esos grandes principios que civilizaron al mundo. La que se manifiesta por la paz incluso cuando se le advierte de la «guerra santa» del fanatismo islámico. La que, para no llamar a los problemas por su nombre, utiliza un «lenguaje políticamente correcto». Y la que se dice laica cuando en realidad está practicando una forma dogmática y arrogante de ideología laicista.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Península
140
978-84-8307-717-7

Subtítulo: "Europa, relativismo, cristianismo, islam"

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El título de este libro hace referencia a la realidad cultural actual de Europa. Junto al intento de los intelectuales cristianos de subrayar su origen y fundamento cristiano, se encuentra la dificultad de que los “laicos” acepten esta pretensión. Ante esta situación Marcello Pera busca dar una explicación y observa que el planteamiento relativista de la cultura occidental en general lleva a quitar todo valor a los planteamientos auténticamente cristianos e incluso a cualquier valor moral objetivo. De esta manera la cultura europea deja de tener relevancia ni nada que decir a las demás culturas ni a las personas que se acercan a nuestro modo de vida. De ser la civilización con proyección universal por excelencia, pasa a un miedo apático por todo lo que sea enseñar, que se confunde con la tolerancia. Esto es posible en el momento en que se pierde el planteamiento cristiano de fondo. El artículo escrito por el cardenal Ratzinger se explaya más bien en el análisis histórico de la influencia del cristianismo en los diversos momentos y lugares y llega a conclusiones muy parecidas a las de Marcello Pera. El cruce de cartas posterior tiene el interés de matizar las posturas. El planteamiento de una religión cristiana cívica, sin el peso de los dogmas pero asumiendo los valores básicos cristianos no termina de convencer, pero parece una solución para que muchos la aceptaran como punto de partida. Y ante la crisis del mundo católico, donde muchos se desmarcan por simple dejadez, se busca la fuerza de lo que Ratzinger denomina minorías creativas, que pueden aportar savia nueva a la Iglesia y a la sociedad. El conjunto de los cuatro artículos de estos dos autores, aporta unas ideas de gran interés para entender la cultura occidental de nuestros días.

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El volumen se compone de dos conferencias y dos cartas; sus autores son Marcello Pera, filósofo y Presidente del Senado italiano en esa fecha (2004) y el Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y muy pronto Pontífice con el nombre de Benedicto XVI. En su Conferencia "El relativismo, el cristianismo y Occidente" Marcello Pera se lamenta del desarme cultural e identitario que ha experimentado Occidente. "El europeo –escribe- respeta todas las tradiciones culturales y religiosas menos la suya propia"; ésta es, sin embargo, la que ha alcanzado un mayor grado de desarrollo y esplendor a lo largo de los siglos. Advierte que, aunque él no es creyente, encuentra un sustrato cristiano en los valores éticos y culturales de Europa. Marcello Pera cree descubrir la causa de esta carencia de identidad en el relativismo filosófico (Derrida), político (Huntington) e incluso religioso y teológico. Por su parte el Cardenal Ratzinger, en "Los fundamentos espirituales de Europa" recuerda que fue la Ilustración quien declaró a Dios "asunto privado", que no debía aparecer en la vida pública ni influir en la formación de la voluntad del Estado. Existen dos niveles de laicidad: Uno que reclama la libertad de pensamiento y otro, que va más allá, que exige la desaparición del hecho religioso para que los hombres puedan ser libres. El laicismo se ha aplicado de distintas formas en las diferentes culturas: desde las iglesias libres que se formaron en Norteamérica huyendo de la persecución en Europa, hasta el totalitarismo comunista que, no sólo niega la libertad de pensamiento, primer postulado de la Ilustración, sino que busca la desaparición del hecho religioso. Para Ratzinger los elementos morales básicos de la sociedad europea deberían ser: a) Incondicionalidad de la dignidad personal y de los derechos humanos. b) Protección del matrimonio y la familia. Señala la monogamia como un fenómeno exclusivamente occidental y cristiano. c) Respeto por lo sagrado. "Para las demás culturas del mundo –escribe- la profanidad absoluta que se ha ido formando en Occidente es algo profundamente extraño". Marcello Pera va más allá al decir que "la profanidad absoluta es el vacío absoluto". El filósofo italiano, en su carta al Cardenal, propone una "religión civil" o "cristianismo no confesional" capaz de sustentar los valores morales. Afirma que creyentes y laicos coinciden en un noventa por ciento de sus valores, aunque reconoce que son multitud los "alocados que hablan sin ton ni son y actúan en consecuencia". Personalmente opino que Marcello Pera subestima el número e influencia de los que él llama "alocados". A pesar de proclamar una coincidencia de base entre creyentes y laicos el filósofo se pregunta hasta qué punto es posible el diálogo entre ellos si unos utilizan la revelación y otros la razón. En su carta a Marcello Pera, Ratzinger niega que el cristiano no utilice la razón, al contrario, es ésta la que debe salvar el foso entre creyentes y no creyentes a través de la construcción de una ética racional. Pone el ejemplo de la defensa de la vida humana desde su concepción, que no pertenece a la ética religiosa sino a la ética racional. En conclusión, salvando la peculiaridad del "cristianismo no confesional", se trata de un libro interesante y un ejemplo de la posibilidad del diálogo cuando las partes buscan un acercamiento, que no es siempre.