Tablas por segundos

Es una novela conmovedora que, de una manera poética y llena de silencios, sugerencias y velados suspensos narrativos, exalta la vida, la juvenil resistencia y la dignidad de las personas, a través de una entrecortada narración de la vida en el gueto de Vilnius. La novela recuerda algo a la famosa partida de Estefan Zweig en El jugador de ajedrez, y también de alguna manera a otra buena novela, en torno a este juego, del autor italiano Paolo Maurensig, titulada La variante de Lineburg. Y como aquellas, ésta también proporciona un agradable rato de lectura, que luego se va a recordar.

( de Ángel García Prieto)

En fin, una más de nazis y judíos. La narrativa es concéntrica, da vueltas sobre los mismos detalles, las mismas frases... quizá me pilla ya un poco cansada de este tema, de la crueldad nazi, de su locura, del amor judío hacia los demás... el libro es muy bueno (no seré yo quien diga lo contrario), pero el argumento está ya muy traído y llevado. Uno más.

Me quedo con una frase de este libro: “Si piensas que solo el gueto es gueto, entonces estás confundido. En el exterior también existe un gueto. La diferencia es que el nuestro está vallado y el otro no.”

Tierno y contenido es el amor que nace entre Isaac y Ester, dos jóvenes judíos que sobreviven en el gueto. Isaac sueña con caminar por extensas praderas junto a Ester. Ester añora las flores. Pero la realidad deja escaso margen para los sueños. De los siete hijos que engendró Abraham Lipman, Isaac es el único que sigue vivo. Todos sus hermanos, Ina – célebre cantante –, Kasriel – el estudiante de filosofía –, Riva – la guerrilla –, e incluso la despreocupada Basia, han sufrido su calvario.

Ahora la vida de Isaac también corre peligro. Una partida de ajedrez, diabólica ocurrencia de Schoger, el sádico comandante del gueto, decidirá la suerte de los niños que quedan. Si Isaac gana la partida, los niños permanecerán en el gueto, pero él morirá; si pierde, él seguirá vivo, pero los niños serán deportados.