Manolo se encuentra solo en casa. Descubre unas esposas que su padre ocultaba, y se pone a jugar con ellas. Cuando quiere quitárselas se da cuenta de que no tiene la llave. La desesperación por la inminente vuelta de los padres, la impotencia frente a todos sus esfuerzos por librarse de ellas, y el desconcierto, se van apoderando poco a poco del muchacho.
Comentarios
El libro se lee con gran facilidad. Atrapa al lector desde el principio. Es un relato de tipo realista, cuyo tema central justifica la frase de Rodari en el inicio del libro: "son los desobedientes quienes hacen avanzar el mundo". El autor postula la rebeldía como genuino ejercicio de la libertad que permite superar cualquier temor. El argumento muestra la atmósfera nefasta de la educación que el protagonista ha recibido, basada en amenazas, castigos, el "porque sí" como única racionalización de la conducta, y el contraste con el deseo de escapar de ese contexto tiránico. El autor transmite muy bien los sentimientos del protagonista, un chico cargado de miedos (a su padre, a los curas pegones del colegio, a los compañeros brutales, al inminente fin del mundo.... Es sensible y tímido. El encuentro casual, en el momento de mayor desesperación, con un "hombre bueno", lo libera y nos deja con la moraleja del cuento: "nunca dejes que nada te asuste". La trama es lineal, previsible. Cae en tópicos. El más burdo, llamar "ciudadanos" a la gente ("se cruzó con un ciudadano...", "la plaza estaba llena de ciudadanos"...). El mundo de los clérigos y lo escatológico es tratado por el autor con una indisimulada antipatía. En ningún momento se hace la más mínima reflexión trascendente que permita vislumbrar el fondo de humanidad que tienen estos miedos.