Todo en vano

Prusia Oriental, enero de 1945. Ha comenzado el éxodo de los alemanes que huyen ante el avance del Ejército Rojo hacia el oeste. En su camino, varios de ellos encontrarán refugio en Georgenhof, la privilegiada hacienda donde Katharina von Globig vive, en ausencia de su marido, con su hijo Peter y una tía lejana que ejerce de ama de llaves metomentodo.

Por la casa desfilarán personas de los más variopintos orígenes: una violinista nazi, un economista, un aristócrata báltico o incluso un prófugo judío; cada uno de los testimonios de estos visitantes revelan un punto de vista distinto sobre la guerra, el nazismo, el enemigo o el porvenir. En la hacienda resuenan así las opiniones de los alemanes comunes sobre su propia historia, mientras la tragedia se va cerniendo sobre la familia.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2020 Libros del Asteroide
360
978-84-17977-18-4

Traducción de Carlos Fortea

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
Average: 3 (4 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

4 valoraciones

3
3
3
3

Comentarios

Imagen de Porto

Walter Kempowski está considerado como uno de los grandes escritores alemanes de la segunda mitad del siglo XX. El tema central de su literatura es cómo la sociedad alemana sucumbió al nazismo y cómo tuvo después que rehacerse a la derrota y sus consecuencias.

            Dedica el autor esta novela a describir los últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial en Alemania, cuando las tropas rusas están a punto de cruzar la frontera y la amenaza provoca la huida de miles de personas. Kempowski centra su narración en un único lugar, la finca de Georgenhof, de rancio abolengo, una finca familiar de la que es propietario Eberhard Von Globin, oficial especialista del ejército alemán que se encuentra destinado en Italia. En la finca vive su mujer Katharina, un tanto desbordada por las circunstancias, su hijo Peter y la tiíta, que es quien lleva las riendas de la casa, en la que también viven los criados, un polaco y dos ucranianas.

            La novela cuenta la vida en la finca y los refugiados que son acogidos en la casa, que van transmitiendo noticias del desarrollo de la guerra y del avance de las tropas rusas. A la vez, cede el protagonismo en diferentes capítulos a los habitantes de la finca (Katharina, una mujer sensible, es un espléndido personaje) y a otras personas, además de los refugiados, de los que se cuenta más o menos su vida, que también tienen su peso en la narración, como el doctor Wagner, profesor particular de Peter, y Drygalski, el jefe del partido nazi en la localidad. Un suceso inesperado relacionado con un refugiado, provoca problemas a Katharina. A partir de ese momento, tienen que tomar decisiones drásticas y ante el peligro de las tropas rusas, cada vez más próximas, tienen que abandonar la finca y, como otros miles de refugiados, huir hacia el mar.

            Kempowski consigue desmenuzar con mucho acierto la psicología de cada uno de estos personajes con los que refleja la realidad alemana a pie de calle, con el todavía obsesivo control de los nazis de la población a todos los niveles, actitud que encarna Drygalski, aunque a diferencia de otras novelas, también se muestra su faceta humana. El autor alemán describe las vidas de personas a las que la guerra les pilla muy lejos, pero que empiezan a sentir las consecuencias de lo que ha provocado el nazismo, aunque nadie, ni en esos momentos de caos, se atreve a cuestionar el sistema, por lo que pudiera pasar.

            Consigue Kempowski que su novela no sea maniqueísta ni tópica. Sus personajes son reales, y los trozos de vida que describe muestran esa realidad desde diferentes puntos de vista, siempre con una mirada poética. Además, tiene el acierto de que el protagonismo en la última parte de la novela lo tenga Peter, un niño de doce años, punto de vista que le sirve al autor para, desde la ingenuidad del niño, mostrar el drama y la tragedia de la guerra.

Imagen de cattus

Al excelente comentario que precede al mío, añado que me ha llamado la atención la capacidad del autor para captar la psicología de una serie de personajes que pasan ante el lector para desaparecer poco después, en esta historia dramática de huidas no solo físicas. En el caso de los miembros de la familia protagonista y de los que conviven con ellos, estos matices son aún más patentes y lógicamente están más desarrollados. La calidad literaria es notable, y queda patente el dramatismo y el deterioro moral que toda guerra conlleva. El autor no emite juicios, deja que sea el lector a través de lo que se cuenta el que reflexione y concluya. Luis Ramoneda

 

Imagen de amd

Novela histórica sobre el final de la Segunda Guerra Mundial. Ambientada en enero de 1945, la trama se desarrolla especialmente en una mansión señorial situada en Georgenhof, cerca de Königsberg, la antigua capital de Prusia Oriental. Allí, en una magnífica finca, aunque ya venida a menos, vive la familia Von Globig: Katharina, su hijo Peter y una tía lejana que administra la casa, además de los criados polacos y ucranianos. El marido, Eberhard Von Globig, alistado en el ejército desde el comienzo de la guerra, ha sido trasladado a Italia. En estos últimos meses, sobre la población civil se cierne la inminente llegada de los rusos desde el frente oriental, y todos están preparados para una posible huida. Así, por la mansión, en este deambular sin rumbo fijo, van pasando diferentes personajes que aportan su propio punto de vista sobre el conflicto bélico y la situación en Alemania: un economista, que valora el lujo que aún encierra la casa; una violinista pronazi convencida; un pintor enemigo de Hitler, un prófugo judío que lleva varios años huyendo desde que comenzó la guerra.

Las distintas perspectivas que se reflejan sobre la acción, según cada uno de los personajes, es el mayor acierto del relato: tanto los protagonistas del núcleo familiar como sus vecinos y los visitantes que llegan a la mansión, van tomando la palabra para focalizar los hechos. A través del uso del estilo indirecto, se van conociendo sus pensamientos más profundos, sus dudas, sus miedos, sus convicciones para hablar de unos hechos inciertos, como los comentarios sobre esos hombres "del traje a rayas", “campo de concentración” en voz baja, porque pasaban cosas que no estaban bien, que no tenían que ver con el derecho y  la justicia. Visto desde la distancia de una mansión en el campo, alejados de la guerra y de las trincheras, todo aquello les parecía imposible, una quimera: “¿Que la gente que había estado en el este había visto las cosas que pasaban allí? Nuestra buena patria alemana, ¡por el amor de Dios!” (p. 79).

Así pues, en esta obra queda patente la afirmación de W.G.Sebald: “La capacidad del ser humano para olvidar lo que no quiere saber, para no ver lo que tiene delante, pocas veces se ha puesto a prueba mejor que en Alemania en aquella época” (p. 353). Por todo ello, esta novela, publicada en 2006 y traducida ahora al español, se considera un hito literario por su exploración de un período de la historia alemana largamente silenciado en la literatura de este país: “La rica panorámica de Kempowski retrata magistralmente, sin juicios y con rigor documental, el sufrimiento, las complicidades y las negaciones del pueblo alemán  ante la caída del Tercer Reich”.