Un bosque para ti sola

Alejandra es una niña de 8 años que forma una familia feliz junto a sus padres. Un descuido de su padre, un conductor temerario, y una caída repentina de Alejandra mientras cruza la calle, se unen en un mismo lugar y momento, dando como resultado el atropello de la niña. A partir de ese instante su vida cambia. Pierde la movilidad de sus piernas y la relación con su padre, que al no soportar la culpabilidad se aleja de su familia escondiéndose tras sus ocupaciones. Su madre y su amiga Paula siguen a su lado, pero con actitud sobre protectora. La situación se agrava cuando unos años más tarde le diagnostican una enfermedad degenerativa que merma mucho su esperanza de vida. Tarda años en hacer entender a sus padres y a Paula que no la protegen a ella sino a ellos mismos, que su planteamiento es el de los débiles, los que temen sufrir. Ella prefiere aprovechar el tiempo, vivir y asumir el dolor que acompañe una vida plena. El relato, distribuido en capítulos cortos, ofrece dos perspectivas, la del autor y la de la niña, que dibujan de forma complementaria a los personajes, ya que se intercalan en la narración las entradas que la niña escribe en su blog. El autor presenta, en lenguaje coloquial y tono intimista y descriptivo, a todos los personajes y sus conflictos. Las entradas del blog de Alejandra, en general cortas, sin carga emocional y en lenguaje adolescente, evidencian la evolución de la relación de la niña con sus padres y con su amiga Paula. Todos aprenden con Alejandra que la vida hay que vivirla con valentía, que no se avanza dejándose llevar por la culpabilidad, el miedo al sufrimiento o la desesperación; que aunque el dolor esté presente se puede ser feliz, que la unión hace la fuerza y sobre todo, que siempre hay esperanza.