Desde la ventana de su cuarto, Ana ve pasar el tren todos los días. Un tren que nunca había parado en su casa porque allí no hay una estación. Un día, el tren se detiene justo delante de ella, y Ana recibe la invitación para subir en él. No sospechaba las aventuras que desde ese momento iba a vivir.
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Introduce en un mundo mágico a través de un viaje peculiar. Ana recorre el mundo sin salir del tren: cada vagón es un lugar diferente. Un tren que refleja la diversidad humana... Descubre la belleza de cientos de historias que muchas personas han ido escribiendo a lo largo del tiempo para ayudarnos a vivir y a soñar. La idea del libro podría haberse inspirado en uno de los grandes libros de la Literatura Gallega del siglo XIX: O divino sainete, de Curros Enríquez (en él, el autor viaja a Roma en el tren de los siete pecados capitales), aunque sin duda este, dirigido a un público infantil y de otro porte. Gustará a partir de 6 años.