Un musulmán laico nacido y crecido en el Egipto de Nasser y emigrado a Italia en 1972, Magdi Allam, habla de sí mismo por primera vez.«Este libro sobre el miedo a los terroristas que asesinan en el nobre de Alá, pero también sobre la inconsciencia de esa parte de Occidente que considera a los terroristas como resistencia, nace de mi experiencia personal y profesional, que desde hace cuatro años me obliga a vivir con escolta. [...] Partiendo de lo que he vivido puedo testimoniar que hace sólo cuarenta años la situación en Oriente Medio era radicalmente distinta. La sociedad y las instituciones eran laicas. La cultura del odio y de la muerte, que Occidente asocia hoy con los musulmanes, no está en el ADN del islam».
Allam denuncia abiertamente tanto a los integristas que lo han condenado como «enemigo del islam», como a sus cómplices occidentales que alimentan un escenario de odio y enfrentamiento. Es un testimonio fuerte, doliente, extremo. Una clamorosa acusación contra los extremistas que buscan el control de las mezquitas, los periodistas que simpatizan con los terroristas, la izquierda que instrumentaliza la «guerra injusta» para su provecho electoral, la clase política que paga millones de euros para la liberación de los rehenes occidentales, sin preocuparse del hecho de que ese dinero provocará nuevas matanzas entre los iraquíes. Una vibrante denuncia, a pesar de la cual Allam está convencido de que al final prevalecerá un islam moderado, respetuoso del valor sagrado de la vida. Porque dentro del mundo islámico está en marcha una recuperación civil y ética y un renacimiento liberal que tiene como protagonista a hombres y mujeres que se rebelan cada vez más contra el terrorismo. Venciendo el miedo.
Comentarios
La tesis del autor es interesante, aunque no comparto algunos de sus planteamientos. Es verdad que Occidente debe ser más cauto en lo que se refiere al tratamiento de los musulmanes, y que no nos podemos chupar el dedo. Y en este sentido aporta muchos datos, demasiados me parece, de manera que el libro se hace exhaustivo y cansino. Hay que comprender que sentirse perseguido por unos cuantos fanáticos no es un plato de gusto, pero en el libro sólo ha vertido unos planteamientos periodísticos, no un planteamiento de fondo bien argumentado. Puede ser útil para que muchos se den cuenta del peligro, pero no es fácil terminarlo. Justifica la guerra de Irak y en esto no todos estamos de acuerdo.